Cartagena,  Ciencia y Tecnología

Ciberacoso, un arma letal

Iniciar conversaciones con extraños o conocidos del ciberespacio puede ser el detonante que te haga cavar tu propia tumba.

Las andanzas en este mundo, que aparece lejano entre los que se conectan a una determinada red social, pueden conducirte a la muerte directa en nuestra ágil era de las telecomunicaciones.

Con este corte maquiavélico, disfrazado de “relación de amigos en línea”, empezó la historia por la que Carmen* y Luis Carlos* son enemigos públicos y privados.

El ciberacoso es la causa de suicidio más moderna. La sufren niños y jóvenes que son hostigados por una o varias personas en la web.

“Que me guste Carmen hasta lo más profundo no indica que esté loco, eso es hasta normal, y ella lo sabe porque está enamorada de mí”. Así define un acosador como Luis, su supuesta historia de amor con Carmen.

Desfase mental

Para Ronald Peña, psicólogo, especialista en delitos en las redes sociales, este tipo de casos es más común de lo que parece. «Para un acosador virtual todo su desequilibrio es normal; es más, no sería imprudente señalar que la mayoría de los mortales tiene o ha tenido una persona con un nivel mental bastante desfasado”.

Quienes están dispuestos a hostigar a sus víctimas lo hacen desde cualquier sitio. El ciberacoso es un como un ente omnipresente, siempre está y te lo puedes encontrar sólo al dar clic y teclearle un ‘sí’ a un completo desconocido.

Este Luis Carlos es tan inteligente como loco y está perdidamente obsesionado por Carmen, una joven de veintitrés años, que va a la universidad y no soporta el nivel de acoso al que se ve sometida cada vez que su insistente amigo le escribe un correo.

La manera como opera este hombre de intensa personalidad con Carmen es escribiéndole las historias de infortunios y complejidades que supuestamente viven. Su voluntad no es otra que presionarla. Le deja claro en sus epílogos cómo deben afrontar sus problemas en una relación que evidentemente no existe.

«La dueña de su corazón»

Carmen, como él mismo la llama en sus escritos, tiene que convivir con la amenaza sobre la nuca y la zozobra tintineándole en los tímpanos, porque cada vez que abre su correo o se conecta a Facebook, siempre hay un mensaje por leer y es de él, su acosador que la asedia desde el ciberespacio.

A diario, en Colombia se reportan, en promedio, a la Dirección Judicial de Investigacion Criminal de la Policía, Dijín, cinco incidentes relacionados al acoso cibernético. Sólo el 46% de las víctimas pide al acosador que se detenga y el 54% restante no hace nada.

El antagonista de esta historia tiene una apariencia muy común. Físicamente podría parecerse a muchos, lo único que lo diferencia del resto de los mortales es que sus ojos extraviados no dan fe de quién es. Aunque Carmen no lo conoce a fondo, él afirma, en cada uno de sus estados, que “ella es la dueña de su corazón”.

Los torturados que pasan por lo que afronta Carmen desde hace meses tienden a la depresión, a sentirse perseguidos cada vez que salen, y en el peor de los casos recurren al suicidio.

No admiten que son víctimas

Amanda Todd, la californiana de 15 años que se suicidó tras el acoso de un desconocido, puede ser la Carmen de esta historia. Sólo que Amanda no aguantó y luego de tres años soportando el hostigamiento de su acosador, decidió quitarse la vida. Dejó como única prueba un video que se viralizó precisamente en las redes sociales.

El asunto de ciberacoso empieza a ser serio en la medida en que las víctimas comunican sus casos y normalmente, en palabras del licenciado Peña, “es tan grande la presión que sienten que se niegan a contar por lo que están pasando”.

Además de jóvenes hay niños que son acosados y sus padres desconocen la situación y el estado de sus hijos. Los países con mayor índice de padres admitiendo que sus hijos fueron víctimas de este fenómeno fueron en primer lugar la India con un 32%, seguido de Brasil con 19%, Arabia Saudita 19%, Canadá 18% y Estados Unidos con un 15%.

Psicopatía

Luis Carlos, cuando escribe sus pensamientos, descongela a cualquier tieso del planeta. Sabe lo que hace y no teme causar cualquier daño a su víctima. Él también es un completo psicópata.

Carmen está asustada y ha querido contar su historia. Sabe de casos en los que otras chicas también fueron perseguidas por obsesos con características similares a las de Luis.

Para los psicólogos, los psicópatas son una mezcla extraña de insensibilidad, ya que la característica obligatoria en ellos “es que carecen de emociones, de la capacidad de situarse en el lugar de la otra persona para siquiera imaginar su sufrimiento”.

En Latinoamérica el 55% de los jóvenes ha confesado haber sido víctimas del ciberbullying o ciberacoso, según cifras reveladas por la Organización de Naciones Unidas, ONU.

Y en Estados Unidos, unos 160.000 estudiantes por día faltan al colegio por temor a ser hostigados.

Tratamiento

Las víctimas del ciberacoso luego de ser azotadas por mucho tiempo, pierden algunas nociones de la vida diaria. Explica el psicólogo Ronald Peña que «la violencia emocional a la que son sometidas les deja secuelas que deben tratarse con tratamiento psicológico”

Hoy mientras se aproxima el día de amor y amistad, Carmen mira detenidamente a su alrededor, siente la misma frialdad de todos los días y tiene la sospecha de que en algún punto de la calle de La Moneda, del Centro Histórico de Cartagena, alguien la está esperando.

Ella vive con ese desespero por llegar a su casa, donde sabe que al encender su computadora encontrará el mensaje del día.        

“Las cosas con Carmen no terminaron nada bien. Mi psicótica personalidad y su molesta cordialidad no se llevaron apropiadamente”.

Luis Carlos no pudo dar su estocada final. Fue internado tras una recaída. Su círculo de amigos sólo piensa que está desmotivado porque su supuesta “cibernovia” le terminó. Pero, en realidad, las cavernas de su mente no le permiten dejar a los otros ser.