Cartagena

Academia de Historia: la memoria de Cartagena

El estruendo rompió la madrugada. El humo que empezó muy diminuto, vorazmente se volvió una gran nube negra, un mal presagio. El Mercado Público de Cartagena arde. Desperdigados escombros y maderas, en el suelo los alimentos y sobre todo las personas. El pánico. ¿Acaso alguien en la ciudad vieja no escuchó el estallido? La explosión despertó a más de uno y se inscribió en la historia de una manera tan contundente que incluso los que no vivieron aquel día 30 octubre de 1965, resienten el suceso como una herida que aún no cierra. La tragedia dejó más de doscientos heridos y al menos cincuenta personas muertas.

¿Para qué sirve la Academia de la Historia de Cartagena de Indias? ¿Para qué le sirve a un ciudadano de a pie? Precisamente para preservar la memoria colectiva de una ciudad tan insumergible como ésta.

La historia es la relación de los hechos que se consideran verdad. Así lo escribió Voltaire. De ahí que sea fundamental el esfuerzo hecho por la Academia que celebró el centenario de su boletín historial, fundado en 1915, con una edición extraordinaria, más de 500 páginas que compilan algunos de los mejores artículos, ensayos, fragmentos e imágenes de antecedentes cartageneros.

Raúl Porto Cabrales, director del Boletín, explica que las ediciones o volúmenes se hacen mensualmente y ya llegan a 175, siendo una de las publicaciones académicas más antiguas del país.

La primera edición data del 18 de mayo de 1915. Tenía 32 páginas y con ella se fundaba el boletín, dirigido por el historiador Enrique D’ Costa, quien firmaba bajo el suedónimo de “Enrique de Saldanha”.

Darío Morón, segundo Vicepresidente de la Academia de Historia, dice que esta institución siempre ha tenido el liderazgo en cuanto a la preservación y la defensa del patrimonio material e inmaterial de Cartagena de Indias, y añade que la Alcaldía debe comprometerse a defender el patrimonio histórico.

—Sería fundamental rodear a la Alcaldía, al Alcalde (Manuel Vicente Duque), y apoyarlo en lo positivo—dice Jorge Dávila-Pestana, tesorero de la Academia y uno de los 24 miembros de número de esta organización.

La Academia de Historia —primero llamada Centro de Historia— cobró vida en 1910 por parte de la Academia Nacional, para rendirle homenaje a Cartagena por celebrar en 1911 el primer centenario de la Independencia del Imperio Español.

Los tres académicos coinciden en que el turismo ha sido uno de los focos principales de desarrollo en la ciudad, pero que también es una circunstancia que de una u otra manera “avasalla al cartagenero y a todo lo demás”.

—La identidad del cartagenero se ha perdido un poco, no es el de antes, el que luchaba y defendía su territorio, su ciudad y las tradiciones autóctonas—comenta el director del boletín.

Dávila-Pestana coincide en que la ciudad ha perdido algunas de las tradiciones que durante años la identificaron, y que entre otros esfuerzos, la Academia se esmeró por rescatar las Fiestas de la Independencia, especialmente los preludios, aquellos festejos barriales que se realizan antes de la conmemoración de la Independencia.

Entre los múltiples temas recogidos por la publicación de la Academia de Historia están los hechos raros, insólitos de la ciudad; la ruta final del libertador; la reglamentación de la América Hispánica; la historia del convento de la Popa; las mujeres de Simón Bolivar; los seudónimos y nombres propios de los habitantes de la ciudad y la región; el lenguaje y el entorno de Rafael Núñez; y el sitio a Cartagena de Pablo Morillo, entre un largo etcétera de tópicos y reflexiones.

El boletín extraordinario de la Academia de Historia fue publicado con el apoyo de la Fundación Tecnológica Antonio de Arévalo, Universidad Tecnológica de Bolívar, Unicolombo, Asocentro Histórico y Surtigas.

Epílogo

Sin historia no hay posibilidad de acometer el presente.

Conocer la historia, sus mecanismos de análisis, de comprensión, da la sabiduría del tablero.

La Historia es cíclica. Spengler decía que la historia es un movimiento circular, que volvemos al mismo sitio, se va repitiendo. La Historia siempre tiene pequeños cambios, pero las grandes líneas se mantienen siempre.

Darío Morón me cuenta que uno de los principales retos para este año es la digitalización de los archivos de la Academia de Historia, que hoy reposa en el Palacio de la Inquisición. Toda una quijotada por lo que supone poner al alcance de un click todo el conocimiento acumulado durante más de un siglo. 

Fotografías Fototeca Histórica