Poesía,  Textos de autor

Luis Carlos López: mucho más que un poeta irreverente

“Noble rincón de mis abuelos, nada como evocar cruzando callejuelas, los tiempos de la cruz y de la espada, del ahumado candil y las pajuelas”, este fragmento corresponde al referente más cercano de la poesía casi desconocida del Tuerto López, en su ciudad de origen y en el resto del territorio nacional. 

Luis Carlos el Tuerto López Escauriaza, nació en Cartagena, Colombia, el 11 de junio de 1879. Murió en la misma ciudad el 30 de octubre de 1950. Desde muy joven comenzó a publicar poemas y fundó varias revistas literarias. En 1908 una editorial madrileña publicó su primer libro De mi villorrio, elogiado por Miguel de Unamuno.

Al año siguiente, también en España, sale a la luz Posturas Difíciles, un poemario que mereció positivos comentarios de Rubén Darío. Posteriormente fundó el diario bilingüe La Unión Comercial, dedicado al intercambio internacional. López sobrevivía con la tienda de importaciones heredadas de su padre y con corresponsalías periodísticas. 

Si lo ubicamos en su contexto: una época esquematizada por las costumbres religiosas, sin dinámica liberal, desprovista de esa chispa que pulula en las grandes civilizaciones; se hace evidente la raíz de su poesía. Él se burlaba del cura, de las solteronas, de esa rutina flemática que entorpecía el desarrollo, como él mismo plasmaba en uno de sus poemas:

Todo es lo mismo: ayer pasó,
como ahora pasa la mujer que vende a gritos queso y pan…
¿qué hacer para ir tras el imán del optimismo
en un amanecer que huele a queso y pan?

Un detalle del Tuerto López: más que un poeta era un sociólogo. A través de su obra se vislumbra una clara imagen de lo que era su entorno con sus falencias y virtudes, y aunque la forma de su poesía a ratos suele parecer un tanto coloquial, está constantemente saturada de profundas reflexiones y de un humor ácido.

Cuando hablo de humor ácido me refiero a que aunque es divertido, por la forma en que juega con el paisaje y por cómo trata a los seres que componen su espacio, también se respira un hálito de impotencia y desasosiego. La pasividad y la falta de ambición de nuestra sociedad (o la sociedad de su época). 

La obra del Tuerto es un buen ejemplo de que para hacer poesía no se necesita recurrir a temas románticos como fuente de inspiración. A continuación uno de sus mejores poemas.

Non Plus Ultra

Mis vecinos, burdos vecinos
del campo, buenos inquilinos,
de manos toscas, de cetrinos 
rostros y de cuadros pies.

Cruzan por esta vida amarga
paradójicamente larga,
como los bueyes de carga
bajo el pincho, bajo el arnés.

Mas son felices a su modo,
puesto que a sombra de tejado,
comiendo mal aman a Dios.

¡Y sobre todo, sobre todo
porque nunca han necesitado
las píldoras del doctor Ross!

Luis Carlos López dejó obras como: De mi villorrio (Madrid, 1908). Posturas difíciles (Madrid, 1909). Varios a Varios (1910) en colaboración con Abraham López Penha y Manuel Cervera. Por el atajo (1920). Y Versos (1946).

Retrato a Luis Carlos López.
 Imagen: Ancora Ediciones