Opinión

Medios de comunicación, rating y pauta publicitaria

Decía Gabriel García Márquez: “el periodismo es el mejor oficio del mundo”. Sin duda lo es. Los periodistas escriben y hablan con pasión. Todavía hay buen periodismo en algunas regiones de Colombia. El periodista como un científico social, un intelectual que ayuda a comprender el mundo que nos rodea. Su tarea, si se hace bien, desarrolla comunidades y tiene un efecto muy amplio en la sociedad. Cuando se hace de manera ecuánime, cuando se informa para el bien común y se genera opinión pública y responsable.

Hace algunos años, el periodismo era más respetado. Al periodista se le exigía una licencia para hablar por radio. Cuando el periodismo era considerado una profesión, no un oficio. En esos años, me atrevería a decir, el periodismo era mejor, pues eran las cadenas radiales y televisivas las que contrataban al periodista y le pagaban un sueldo. De esas épocas nacieron buenos programas, programas que marcarían social y culturalmente nuestro país.

Muy lejos de la actualidad. Es triste ver la división y diferencia económica entre la televisión privada y la televisión pública; la privada, hace miles de millones de pesos en publicidad, ganándose jugosos contratos, además de tener un gran rating y darse el lujo de cobrar hasta 50 mil millones de pesos por una publicidad en horario triple A. A eso hay que sumarle la pauta publicitaria que recibe del gobierno, lo que en casos específicos genera medios de comunicación parcializados y vendidos al mejor postor.

La televisión pública es la menos vista, pero tiene mejores contenidos, contenidos periodísticos decentes. Se podría decir que aún conserva la esencia de la labor periodística.

Sin duda ambas reciben pauta publicitaria por parte del gobierno. La pauta publicitaria es un peligro latente, es casi la culpable de que el periodismo esté por el piso. Al recibir pauta política inmediatamente se crea un compromiso: «como es la entidad la que me da de comer, me toca hablar bien de esa entidad». Se crea entonces una opinión mezquina.

El periodista pasó a ser un trabajador cualquiera, poco respetado y generador de contenidos pobres. Las universidades deberían enseñar a vender a los comunicadores. Si un periodista quiere hacer un programa radial tiene que comprar un espacio. ¡Terrible! Tener que pagar por hacer periodismo. En los medios de comunicación privados, se contrata al periodista y dependiendo de la pauta, le trazan parámetros que no puede cruzar, comprometiendo su opinión con la de su empleador.

En los medios de comunicación independientes, como en emisoras amplitud modulada (am), los dueños le abren el micrófono a cualquiera que se autodenomine “periodista”, aunque no tenga ni idea de hablar por radio ni la más mínima idea de hacer periodismo. Siempre y cuando pague el espacio radial es libre de sentarse a hablar de lo que sea, generando contenidos de mala calidad. Importa más estar en la mermelada de la pauta publicitaria para poder vivir bien, y lo peor: disfrazado de periodista.

Mientras tanto los comunicadores titulados, si no están en la mermelada de la pauta publicitaria, no son nadie. Por encima de él están los empíricos, que sí saben vender y venderse. Porque si el titulado no paga el espacio radial le cierran los micrófonos.

Entonces la pregunta es: ¿en dónde está la importancia del periodismo? Hoy por hoy cualquiera lo puede ser, lo importante es vender y hacer dinero, los contenidos no importan. Se le hace un daño a la sociedad, volviéndola más ignorante y haciéndola creer lo que el empleador quiere que se escuche.

Son cinco años de carrera los necesarios para salir con el cartón de profesional a vender publicidad, a sobar chaquetas para que nos den pauta publicitaria, a pagar para que nos dejen hablar, a estar detrás de mal llamados periodistas que de periodismo no tienen ni idea. Es lamentable.

Creería que el oficio clama a gritos que se valore como una profesión. Por fortuna la comunicación tiene un amplio campo de acción. Lo mejor para un comunicador es enfocarse hacia la parte organizacional, investigativa de desarrollo. Porque el periodismo está por el piso. ¿Hasta dónde llegaremos como comunicadores y periodistas? El monopolio existe, lo manejan RCN y Caracol. Los independientes están entregados en cuerpo y alma a una pauta publicitaria.

Las nuevas generaciones tenemos la obligación de hacer buen periodismo, respetar el oficio y luchar por un periodismo decente, que hace tiempo fue sepultado por algunos avaros y egoístas.