El hombre, un animal enfermo de nostalgia
La nostalgia tiene algo de gris, pero también de amarilla, un poco de azul, mucho de blanco y, una pizca de verde. Si tiene un aroma, es el de las flores muertas, el del ocaso, el petricor.
Veinte gramos, un relato de Elkin García
Tengo un gato negro (mis amigos dicen que llevo encima la mala suerte). Actualmente vivo en un apartamento que comparto con mi novia que es una exprostituta y ahora no le parece bien chuparme el pene porque se ha vuelto moralista.
Leo, un cuento de César Mora Moreau
Leonardo me descubrió durante el almuerzo del segundo día. Cuando nuestros ojos se cruzaron, bajé la vista a mi comida y no me atreví a levantarla por temor a que alguien más se hubiera dado cuenta.
La pobreza en Argentina en tiempos de pandemia
El Instituto Nacional de Estadísticas y censos informó que, en el primer semestre de 2021, la pobreza alcanzó al 40,6% de personas que componen el 31,2% de los hogares.
Aquelarre operístico, por Eduardo Viladés
El territorio sexual es como un gran bosque lleno de misterios. El sexo es vida. Hoffmann está lleno de coluvie, pero su mente se mantiene vívida.
Hotel abandonado, un cuento de Fernán Correale
Pero no, sos débil como una anciana cruzando Rivadavia con dos mochilas al hombro. Al menos llegó a vieja, mirate a vos, un piojo metido en su estuche de goma a punto de reventar y quedar sordo.
Las tentaciones de San Antonio: una metáfora de la condición humana
Antonio es el dibujo perfecto de la condición humana en cuanto criatura biológica, mortal, que, sin embargo se sabe heredero de algo divino.
La añoranza hecha ballet, por Eduardo Viladés
A lo largo de la noche, la pequeña comprueba asombrada cómo todo a su alrededor comienza a crecer y los muñecos cobran vida. La arrastrarán a participar en divertidas y bélicas travesuras hasta descubrir un mundo mágico lleno de adorables personajes.
Pedro, un cuento de Jorge Luis Quintana Montes
Aunque era el amanecer del día previo al pago, y como ya era parte de su rutina durante los dos años que llevaba en el banco, lo motivaba el tener que afinar la vista para mirar con detenimiento el pronunciado escote de Pilar.
Monólogo del confinado, por Sebastián Grasso
Dudas. Y mientras lo haces, te dices a ti mismo que eres valiente, y que, en efecto, te lo estás tomando con calma. Pero es que ni siquiera así, dicen, estás a salvo. Porque no basta el encierro, tampoco el valor ni la paciencia.