Arte y Letras,  Cómic

Yoko no es una damisela en peligro

Laboratorios y experimentos, viajes en el tiempo y en el universo, criaturas espaciales, algo de maldad y de bondad, y en el centro de esta historia una mujer, una joven japonesa radicada en Bélgica. No obstante, sus aventuras se conciben en cualquier lugar de la galaxia. Yoko Tsuno, un comic de Roger Leloup publicado en el año 1970.

Yoko es también el nombre de la singular protagonista de esta obra de ciencia ficción anclada en la realidad del 70; para Europa aún eran las primeras horas de la postguerra, y esto salta a la vista en las primeras viñetas de La frontière de la vie o la frontera de la vida, en lengua castellana.

Rothenburg es uno de los escenarios en los que Yoko pone sus pies. Pero lo que se suponía era una visita intrascendente a Ingrid, su amiga —quien se encuentra radicada en esta ciudad alemana—, termina convirtiéndose en una intrigante aventura en el país que todavía se hallaba dividido entre la Alemania occidental y la oriental, cuyo símbolo más claro fue el muro de Berlín.

Vic y Pol son los dos compañeros de aventura de Yoko; ellos no están allí para cuidarla como a una damisela en peligro. Yoko sabe cuidar de sí misma con sus movimientos de aikido, el arte marcial japonés donde no hace falta ser demasiado fuerte para neutralizar a un agresor.

Dupius es la editorial a cargo de sostener el mundo en donde cohabitan Yoko Tsuno, Spirou, Lucky Luck y The Smurfs —los pitufos—, entre muchos personajes y tiras cómicas.         

Lucky Luke y Spirou pueden ser recordados por sus series animadas, ambas fueron difundidas a través de diferentes canales de televisión de Latinoamérica y España. The Smurfs tuvo y ha tenido presencia en su versión impresa y en las versiones del cine hollywoodense.   

Yoko es una mujer arriesgada, no parece pensar demasiado para actuar o reaccionar en momentos difíciles; está preparada para enfrentar la hostilidad y vencerla. Su sentido del deber es heroico y poco discursivo. Sus firmes valores humanistas la impulsan a proteger la vida de cualquier persona, de forma automática.

Es un gran personaje, especialmente por sus virtudes, pero no es una mujer completa o perfecta. Ella también aprende sobre sus pasos, convirtiéndose en un personaje mucho más humano. Cada capítulo, más allá de entretener e ilusionar, deja al menos un mensaje o reflexión que el lector debe descubrir.

El autor expresa un estilo minucioso y lleno de detalle en lo visual, consigue perfectamente plasmar los escenarios del paisaje conocido y el de los mundos por conocer. Yoko Tsuno es una obra bien lograda, sus fortalezas artísticas, narrativas y de futurismo funcionan aún después de cuatro décadas de haber nacido.

Imagen: Roger Leloup