Hay una gran virtud aquí por parte del director que consigue escenas viscerales que impactan y perduran. Cada disparo, cada asesinato, duele, y duele de verdad.
La primera experiencia frente a un típico inodoro alemán puede ser traumática para espíritus extremadamente sensibles.
Tan pronto como Akmar cruzó las pesadas puertas del palacio, Dohina sintió un dolor como nunca antes había sentido. Era como la mordedura de una cobra en el corazón, cuyo veneno se difundía lentamente. La mordedura de la falta.
Nos quedamos solos, Maluma y yo, en aquella lúgubre contradicción de la medicina posmoderna, en aquella ventana de tiempo que parecía extenderse hasta los inconfundibles confines del desasosiego.
Asistir a las imágenes de Julian Colbert es entrar en un territorio presentido por el autor y por sus lectores de uno y otro lado del Atlántico, un ecosistema que se ha ido nutriendo de minerales más o menos conocidos, pero no por ello fácilmente avisados
Me gusta mi trabajo. Allí, conozco gente nueva todos los días. Mientras les presto mis servicios, les escucho sus historias o les hablo de la ciudad. Disfruto este ambiente, limpio, adornado y elegante.
Su condición de músico debía aportar en algo para aliviar el sufrimiento. Le decían el Beatle silencioso, pero es, en realidad, un hito generacional.
Para los amantes del cine con perspectiva social, Joy es una muestra impactante que visibiliza las crueles circunstancias que viven mujeres inmigrantes sometidas a la explotación sexual en Europa.
Teniendo que construir una nueva vida en el extranjero, de repente nos asaltan las dudas. ¿Podré lograrlo? ¿Seré suficientemente fuerte? ¿Y si no me dan un trabajo? ¿Y si fracaso?
Cuando creció se trasladó al pueblo animada por la verdad que la panadera le había enseñado, la verdad de lo auténtico, la verdad del aire vivido por nuestros antepasados que, como un boomerang, se manifestaba de lleno en la muchacha.