Los que vinieron de lejos, un cuento de J. J. Junieles
La posible existencia de vida extraterrestre siempre nos había cautivado, desde mucho antes de que fuera posible viajar al espacio, artefactos, objetos y pinturas rupestres...
La calle con olor a salitre, un relato de Eduardo Viladés
Si yo pudiese, creo que saldría a pasear todas las mañanas por la playa de Las Arenas luciendo pantorrilla y escote. Remedios fue novia durante un tiempo de Ezequiel, el chaval que trae el género a mis padres con el camión.
Las Águedas, un relato de Eduardo Viladés
En Sicilia, aunque gocemos de un clima mediterráneo y tendamos al histrionismo, somos muy cautos a la hora de entablar conversación con las chicas, quizá fruto de la insularidad y de que la mamma siempre nos tiene bajo control.
Los espejos, un cuento de Víctor Laureano Vega
En su abismo, pensé en un principio, no había nada. Después advertí que en el centro, ahí entre la oscuridad reflejada y un pequeño triángulo de esa luz azul, había dos objetos: una cajetilla y unos lentes.
El evangelio de los perros, un cuento de Rodolfo Lara Mendoza
Lo demás era noche cerrada. Silencio en el que no tenía cabida voz humana alguna, aquel engreído juguete de Dios que desde hacía tiempo yacía hecho pedazos. Los perros, en cambio, seguían incólumes.
Veinte gramos, un relato de Elkin García
Tengo un gato negro (mis amigos dicen que llevo encima la mala suerte). Actualmente vivo en un apartamento que comparto con mi novia que es una exprostituta y ahora no le parece bien chuparme el pene porque se ha vuelto moralista.
Leo, un cuento de César Mora Moreau
Leonardo me descubrió durante el almuerzo del segundo día. Cuando nuestros ojos se cruzaron, bajé la vista a mi comida y no me atreví a levantarla por temor a que alguien más se hubiera dado cuenta.
Hotel abandonado, un cuento de Fernán Correale
Pero no, sos débil como una anciana cruzando Rivadavia con dos mochilas al hombro. Al menos llegó a vieja, mirate a vos, un piojo metido en su estuche de goma a punto de reventar y quedar sordo.
Pedro, un cuento de Jorge Luis Quintana Montes
Aunque era el amanecer del día previo al pago, y como ya era parte de su rutina durante los dos años que llevaba en el banco, lo motivaba el tener que afinar la vista para mirar con detenimiento el pronunciado escote de Pilar.
Buceo, un relato de Fernán Correale
Recordaba a Julieta gritando tirada sobre el sillón de tres cuerpos, las lágrimas manchadas por el rímel, la pollera transparente o beige, las redes negras, estaba tan hermosa, tan única aquella noche del demonio.