Desobediencia civil: ¿por qué asistir al paro?
Cuántos atropellos hay que aguantar, cuántos muertos más debemos enterrar, cuántos impuestos más podremos soportar.
De Caimán viejo hasta Enrique Perro, un cuento de Oscar Corrales
Entonces estaba surcando mares y lanzando una atarraya que luego recogía con habilidad cargada de peces y tuvo en ese momento unas profundas ganas de orinar y despertar, pero sentía que no podía hacerlo, porque estaba preso en un sueño que no era el de él.