Érase una vez… la excepción en Hollywood
Tal vez sea esta su película mejor rodada en cuanto a calidad técnica, recreando a la perfección al Hollywood de aquellos años, y logrando (aún en los que no nos tocó ser testigos de dicho período) hacernos sentir dentro de ella.
La espera, un cuento de Jorge Luis Borges
Años de soledad le habían enseñado que los días, en la memoria, tienden a ser iguales, pero que no hay un día, ni siquiera de cárcel o de hospital, que no traiga sorpresas, que no sea al trasluz una red de mínimas sorpresas.
Thoreau o el arte de la desobediencia civil
Henry David Thoreau fue el primer gran desertor y crítico de consumo de los Estados Unidos. Sus escritos sobre la naturaleza de la libertad y el deber de la desobediencia civil todavía están dando forma a los movimientos de protesta internacionales.
Mujeres de cartón, un cuento de Eduardo Viladés
Adosado, marido aburrido que follará sin quitarse la camisa de Pedro del Hierro, una docena de niños, jardín, barbacoa y paella. ¿Qué es esto? ¿Illinois años 50?
El negro, un cuento de Giovanna Robinson
Dicen que los negros son más sabrosos que los blancos, quiero probar si es cierto, eso me dijo una vecina quien tiene de amante a un negro.
Jalila me está esperando, un cuento de Rubén Darío Álvarez
Jalila, irradiando la clase de siempre, no lograba ocultar el maltrato de la nostalgia. Pero, sin tapujos, como era su estilo, le hizo saber al pianista lo espinosa que resulta la soledad cuando el enamoramiento envenena la vida.
El regalo, un cuento de Eduardo Viladés
Luis decía que era feliz a pesar de haberse instalado en la monotonía y haberse olvidado de la magia, de la vida convertida en circo con dos payasos medievales buscándose el uno al otro a pesar del foso de los leones.
La daga, un cuento de Jaime Arturo Martínez Salgado
Melchora se había casado en 1767, en Madrid con el capitán Cipriano Carmona. Pronto se integraron con las otras familias del distinguido vecindario y vivieron sin apremios, a pesar de no tener hijos.
Hiroshima y su mensaje, 74 años después de la barbarie
Al momento de la detonación, entre 70 mil y 80 mil vidas humanas fueron desaparecidas instantáneamente de la faz de la Tierra. Así, cómo por arte de algún tipo de oscura magia, alrededor del 30% de la población de Hiroshima fue aniquilada en apenas un pestañeo.