Poesía

Seis poemas de tres poetas del Caribe colombiano

La poesía, la verdadera poesía, es siempre tan necesaria como abrir una ventana. También resulta una forma de resistir a lo cotidiano, volviendo extraordinario lo consecutivo. Es casi siempre muy difícil de encontrar, pero muy fácil de reconocer. Jaime Arturo Martínez, Carmen Cecilia Morales y Elkin García son tres voces de la narrativa poética contemporánea del Caribe, esa que no está en una zona geográfica, sino en un modo de mirar. Leerlos es asistir a lo que resuena en sus memorias y adivinar, al mismo tiempo, lo que han vivido. Dejemos que sean sus poesías las que los presenten. Y como debe ser: primero las damas.

PORQUE MI BOCA TIENE MEMORIA

Soy como las estrellas errantes
navegando en mares de nubes
y luego se lanzan
para entregar su fulgor
a la gratitud de las arenas.

Me agito entre vientos,
troto en alfombras invisibles
con mi vientre repleto de semillas.

Estoy llena de preguntas
y no entiendo las razones
del ángel que anuncia la hora de nacer
sin esperar unos años
para gorjear mi nombre en tu tiempo.

Sé que no es posible
suspender la secuencia de las horas,
detener el ardor de las estrellas
amontonándose entre mis piernas
donde tu cuerpo desnudo revienta
con la firmeza del árbol.

Es ahí donde te das cuenta
que absorbí la euforia de tus hojas
y me arrebatan las ganas de tenerte…
Porque mi boca tiene memoria,
porque mi boca no olvida
que el pájaro lunar me besó
antes de aletear entre heliconias,
antes de encaramarse
en el palo más alto del cielo
donde se otea la calma de las arañas,
ovillando la noche
y el relente del vino blanco
embriaga las hierbas
mientras gorjeas la madrugada
sobre la estampida de las sombras.

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YA LOS BUITRES SE ALIMENTAN DE FLORES

El trote del viento
trae los rugidos del manantial
goteando en el mar
y fusionándose con licores
de frutas fermentadas.
El estiércol del mundo
asedia los costados
de una playa enardecida
que se resiste a devorar
lémures exiliados
de los rituales del hombre.

El pan dorado del crepúsculo
es el único manjar
de los lirios blancos
que retoñan
sobre los azulados pabellones.

Los buitres han ingerido
la sapiencia del búho
y olvidaron el sabor de la carroña,
maleza emergiendo
en el bosque de mandrágoras.
Ya los buitres
se alimentan de flores.

Carmen Cecilia Morales Gonzáles es poeta, narradora, docente y miembro del grupo literario El Bocachico Letrado./@carmencecimorales
Carmen Cecilia Morales Gonzáles es poeta, narradora, docente y miembro del grupo literario El Bocachico Letrado./@carmencecimorales
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CONCIERTO SOBRE UN DES-CONCIERTO

La tarde está enloquecida. Las calles solitarias.
Las gentes hipnotizadas ante las pantallas, consumen cerveza y fútbol.
Excepto la mujer que llega con un paraguas cerrado a ese pequeño parque.
Elije la banca con más sombra y se sienta.
Él no tarda y se aparece. Se ubica en el otro extremo y se quita el sombrero.
Ella inicia el diálogo y él responde con un recitativo enjundioso.
Crece el recital y se acalora la escena.
Los pájaros huyen.

Los gritos de los fanáticos subrayan cada intervención de los concertistas.
Con la llegada de las sombras decrece el ritmo entre uno y otro reclamo.
Y de todo esto brota un mar de interpretaciones.
Ya extenuados, la cadencia los lleva a tomarse de las manos.
Se levantan y salen por el foro, en medio del júbilo de la afición.
La fuente del asunto ha quedado en el verde recipiente del solitario parque.
Los pájaros regresan. Ambos se han quitado un peso de encima.
Abandonados quedan en la banca, un sombrero y un paraguas.

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DISCURSO SOBRE EL BUEN AZAR

Lo has cruzado a nado, siempre. Y siempre has estado alerta a sus señales. Siempre te arañas los ojos para verlo venir.

Por fin aparece, luego de toda una vida y cuánto te gustaría levantarlo a patadas.

Te convences de una vez por todas, que has sido su marioneta y que él no ha hecho otra cosa que entretener tu viaje.

Ahora rasgas la niebla entre la que siempre has estado y confirmas que tanta belleza no existe y que ya, de nada te sirve.

Jaime Arturo Martínez es poeta y escritor sincelejano. Licenciado en español y literatura de la Universidad de Pamplona, Norte de Santander, y especialista en docencia de la Lengua Castellana.
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UN POEMA DE AMOR

Hay días…
cualquier día.
En los que pienso en una vida ficticia. 
Imagino un lugar donde nadie me conozca o sepan que escribo.
Tener un empleo de repartidor de pizza.
Conocer una mujer que sea peluquera.
Ver lo que ella ve en la televisión, acostados en la cama
Yo nunca lograría decidirme por ningún programa.
Sólo haría zapping.
Leer dos libros al año.
Y si un día quiero escribir un poema
que sea un poema de amor para ella.
Sin ostentaciones ni técnica.
Que sea ingenuo y cursi.
Que no revele mi vida pasada.
Que aquello sea mi secreto.

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NINGUNO DE LOS TRES

El porro se convirtió en ceniza sin haberse siquiera fumado.
Lo arrojaron con rabia al suelo
¡pero si todavía había!
Ellos tenían mucha más yerba.
Ninguno de los tres sabía armar
Un cigarrillo de marihuana.
«Intentemos encontrar a alguien».
Caminaron.
Subieron a la muralla.
¿Ves a alguien?
¿Conoces a alguno?
«No».
Una jovencita pelirroja, casi naranja, natural y muy delgada 
sacaba un bareto muy grueso de su cintura. 
Lo puso en sus labios.
Le prendió fuego.
La brisa le meneó el cabello.
«Deja de mirarla no ves que no está sola».
«Sí, por favor, deja de mirarla, no tendrá ni quince años. Harás que nos maten».
«Ella sabe que la miro y no le importa, además es la única que puede ayudarnos».
«Deja de mirarla, la vas asustar».
«Ustedes son quienes la asustan vestidos así, como su padre o su maestro de historia».
«Al menos no nos vemos como un neopunk infantil como tú».
«Yo propongo buscar otra persona, ¡miren ese chico!».
«Prefiero la saliva dulce de la chica que la de ese chico sucio».
«Bueno, ve».
«Ahora no puedo, me he dado cuenta de que lo que me gusta es mirarla» .

Elkin García, poeta y escritor. Bumangués de nacimiento, pero ha vivido casi toda su vida en Cartagena de Indias. Sibarita, o eso dice.