• Textos de autor

    Un ángel funesto: Raúl Gómez Jattin

    Su daga filosa siempre estaba puesta en la llaga, ahondando, lastimando, haciéndola supurar sus putrefacciones más secretas, recordándole a los lectores sensibles —como él— que uno no es más que un compuesto de músculos y mierda.