Textos de autor

Una orgía de tiempo pasado que roza la perfección

Escrito por Eduardo Viladés

Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos conforman el esperpento. Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas. Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.

Max Estrella

Página 98 de Luces de bohemia, habla Max Estrella, el protagonista. Editada en una primera versión por entregas semanales entre el 31 de julio y el 23 de octubre de 1920, en 1924 se publicó la versión definitiva de uno de los principales textos de Ramón María del Valle-Inclán. Han pasado cien años, mismo caramelo, diferente envoltorio, interior podrido, exterior lleno de lentejuelas mal cosidas.

Valiente, delicada, perfecta, con un español inmensamente culto en boca de un Pedro Casablanc en estado de gracia, acompañado al piano por Mario Molina, el Teatro Bretón de Logroño vibra con Don Ramón María del Valle-Inclán, a través de Ramón Gómez de la Serna. En un país que reniega de su pasado, que abandona a sus clásicos por miedo, que reescribe e inventa la historia para apoyar a la masa borrega, sorprende la valentía de este monólogo que rescata lo que significa España, coluvie, basura, decadencia, suicidio por contraste, mediocridad.

El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. No queda otra. Fue Bismark quien, en una ocasión, cuando le preguntaron cuál era el país europeo más fuerte, contestó, impertérrito, España, sin lugar a dudas, llevan años intentando destrozarse y nunca lo consiguen, lo que da muestra de su fortaleza.

El espectáculo de Xavier Albertí contrapone a los dos Ramones, el gallego loco, enfermo, decadente, que se ríe hasta de su sombra, y su biógrafo, Gómez de la Serna. No todo lo que se dice es cierto, de hecho ambos nunca fueron amigos en vida y Valle no escogió nunca a su tocayo para que narrase su vida. No importa, funciona a la perfección. Casablanc está sublime en su doble interpretación de Ramón y de don Ramón. Su trabajo alcanza niveles de excelencia y en los pasajes en los que canta y baila encima del piano está soberbio, varios yoes le poseen, no solamente el de los Ramones, sino el de los personajes de sus obras, actos vesánicos, actos lúbricos de literatura y desequilibrio.

Lo que vemos se convierte en una parábola trágica y grotesca de la imposibilidad de vivir en un país deforme, injusto y opresivo. Lo era la España de 1924 y sucede lo mismo actualmente. Degradada, desconsiderada con la turba de intelectuales de ribazo y llena de corrupción, infestada por ratas ignorantes donde se ha democratizado el talento, donde la incultura es la nueva cultura y encima la gente se vanagloria de ello. Donde, y eso es lo más terrible, el humor está incluso prohibido en pro de lo políticamente correcto para unos pocos. Para lidiar con un territorio yermo al sur de los Pirineos como éste la picaresca, el esperpento, era lo único que los artistas tenían en su mano para no desfallecer.

Los dos Ramones recorren la España de finales del siglo XIX y principios del XX hasta la muerte de Valle por cáncer en los albores de la Guerra Civil. Ecos de Martes de carnaval, La enamorada del Rey, Farsa y licencia de la Reina castiza, Divinas palabras, Luces de Bohemia y Los cuernos de don Friolera.

Valle-Inclán, mordaz, grotesco, critica la sociedad umbría de su tiempo por medio de una literatura que permite denunciar su hipocresía primitiva y egoísta. Sorprende y emociona la pureza del español empleado en escena. No hay jóvenes entre el público, casi mejor, no lo entenderían, acostumbrados a frases de tres líneas en redes sociales que licuan su sangre, a un idioma barato que hunde sus raíces en la ignorancia y la destrucción de las neuronas espejo entre aquellos menores de 40 años en este territorio de imbéciles.

En escena, se apuesta por un tratamiento grotesco de las luces y sombras, la deformación de lo bello y lo irreal a través de la técnica del esperpento teatral. Un método que posibilita la deformación de la realidad circundante para, al mismo tiempo, mostrar lo absurdo y monstruoso de la sociedad en general. El escenario, sobre todo cuando canta Casablanc, recuerda a un cabaret, juegos de luces rojas, puede que aparezca de repente Marlene, puede que caiga del techo algún cuadro de Goya y que alguien declame unos versos de la época satírico-simbólica de Quevedo.

Los personajes del ciclo esperpéntico son seres segregados, lóbregos y deformes, pero poseen la perspicacia del bufón. Están locos, pero desenmascaran la realidad. Bravo, por lo tanto, por esta pieza teatral. Digamos que, aunque la sociedad no nos proporcione trabajo, le daremos el trabajo de escucharnos, aunque sea sólo por joder, aun a riesgo de que el señor Bueno nos deje mancos en el Café de la Montaña.

              Imagen cortesía: Universidad de Navarra (https://en.unav.edu/)

Escritor, dramaturgo, director de escena y periodista con más de 25 años de carrera, referente de la cultura española contemporánea. Ganador de prestigiosos premios internacionales de teatro y literatura, Eduardo Viladés cultiva el teatro largo, de medio formato y de corta duración, así como la narrativa. Ha publicado dos novelas y prepara la tercera. Sus obras teatrales se representan en varias ciudades españolas, México, Colombia, Perú, República Dominicana y Estados Unidos. Elegido dramaturgo del año 2019 en República Dominicana y en 2020 en La Rioja a través del Instituto de Estudios Riojanos. Colabora asiduamente con sus ensayos, relatos y obras de narrativa con las editoriales Odisea cultural (Madrid), Canibaal (Valencia, España), Extrañas noches (Buenos Aires), Microscopías (Buenos Aires), Lado (Berlín), Otras Inquisiciones (Hannover), Primera página (México), Gibralfaro (Málaga), Windumanoth (Madrid), Amanece Metrópolis (Madrid) y Viceversa (Nueva York). Compagina su labor como dramaturgo y director de escena con el periodismo, área en la que cuenta con más de dos décadas de trayectoria profesional en diversos países del mundo como reportero, editor y presentador de TV. Ha vivido en Reino Unido, Italia, Bélgica y Francia. Hoy en día trabaja también para la revista Actuantes, la principal publicación española de teatro, lo que le permite combinar el periodismo con las artes escénicas. También es experto en periodismo cultural y documentales de sensibilización social, un artista polifacético.