El país que ama los libros
Leer poco o mucho. Leer como ente total, como un país que lee y que puede. A lo mejor es un asunto de prioridades y una estrategia estatal y privada. Aquí está El país que ama los libros, un artículo del escritor español David Gómez Hidalgo para Cruce de caminos, publicación digital aliada de Otras Inquisiciones.
Quiero hablar de un país que es el paraíso para todo lector. Un país en el que el verbo preferido es leer. Un país en el que un libro es la compañía favorita. Un país en el que escribir también es la pasión de muchos, y sonreír, la de otros que ven como algunos compatriotas triunfan más allá de sus fronteras.
¿Conocéis ese país? No, no es España. Qué más quisiéramos, ¿verdad? Ese país es Finlandia.
Hace poco más de cuatro años se inauguró una de las bibliotecas más modernas que existen en el mundo. Con siete plantas, se encuentra en el número 30 de Fabianinkatu, Helsinki, y es considerado el paraíso de los lectores.
Pero no sólo por esa biblioteca Finlandia es el país de los libros. Su red de bibliotecas es más extensa que, por ejemplo, la española, 17 bibliotecas por cada 100 mil habitantes, mientras que en España son 14. Lo que dicen los estudiosos del tema es que los fineses hacen un uso más intensivo de ese recurso y que por tanto la excusa de la cuestión económica, bastante veces esgrimida en países más al sur, no tiene cabida.
Por poner un ejemplo de ese uso: en Finlandia se leen 47 libros por persona al año, mientras que en España son 10 (me gustaría saber cómo hacen estos cálculos).
Finlandia también tiene una gran tradición de mantener viva la propia historia a base de contarla, pero también son especialistas en mirarse al ombligo y reflexionar sobre las sombras de su propio sistema del bienestar, o denunciar los males del mundo desde el punto de vista político, ecológico o social.
Por descontado, sus autores son unos de los mejores explorando la soledad que puede perturbar al ser humano y de reconstruir o construir su propio presente y pasado.
Algunos de sus autores más conocidos son: Mika Waltari, Arto Paasilinna, Aleksis Kivi, Sofi Oksanen, Riikka Pulkkinen, Tuomas Kyrö, Katja Kettu, Leena Parkkinen, Jari Ehrnrooth, Anja Snellman y muchos otros. Pero os quería hablar sobre lectores.
Leer es un hábito natural muy arraigado en las casas de los finlandeses. Los padres leen y los niños los observan. Durante unos años juegan con los libros sin llegar a leerlos y es a los siete años cuando aprenden a leer, y entonces la lectura se convierte en una experiencia familiar.
Existen estudios que otorgan un efecto muy positivo de ese hábito en la educación. Finlandia ocupa los primeros puestos del informe PISA, en el que se estudia el nivel educativo de los jóvenes de 15 años en 50 países, donde España suele estar a la cola. Dicen que la lectura es uno de los motores que hace posible ese rendimiento.
Los escritores también tienen parte de culpa a la hora de generar lectores, pues visitan con regularidad los colegios y las bibliotecas en las que organizan talleres o charlas y los niños casi siempre llenan los recintos interesados por esos héroes nacionales.
Otra peculiaridad es que se pone en la misma altura los autores para adultos que los juveniles o infantiles e incluso la poesía o el teatro tiene público muy joven. No se habla de literatura de primer y de segundo grado.
En España tenemos algunos casos en los que se intenta hacer ese puente con dos escritores consagrados que tienen una producción en literatura juvenil bastante extensa. Son el maestro Andreu Martín y Jordi Sierra I Fabra.
Sentado en una de las cómodas butacas de la gran biblioteca de Helsinki sigo leyendo el artículo que me ha servido de inspiración para este correo.
Otro día os hablaré sobre ciertas nubes que se ciernen por el horizonte, pero de momento mejor disfrutar de ese sueño de país de los libros.
Imagen: Lubos Houska, Pixabay