Opinión

Belleza rítmica de movimientos imposibles

Escrito por Eduardo Viladés

«Bailar es hacer la música visible».

Pittsburg siempre me ha gustado. Antes de vivir allí me dejé enamorar por algunas de las escenas rodadas en los suburbios de la ciudad que aparecían en Flashdance. Años atrás me impactó La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, también centrada en la periferia de una urbe cuna de Andy Warhol en la que pasó parte de su infancia Gene Kelly y donde nacieron iconos de la literatura estadounidense como Gertrude Stein, Annie Dillard o August Wilson, autor de Fences, Premio Pulitzer de Teatro en 1987 y llevada al cine hace apenas tres años por Denzel Washington.

“Los grandes bailarines no son geniales por su técnica, son geniales por su pasión​”.

Martha Graham también nació en esta ciudad de Pensilvania. En 1998, la revista Time la nombró Bailarina del Siglo y una de las personas más importantes de los últimos cien años, a la altura de Picasso o Einstein.

Hablar de Martha Graham (1894-1991), la creadora de la modern dance americana, es hablar de un siglo de historia, no sólo de la danza sino de las artes en general. Rompió con la danza clásica, realizó decenas de giras por todo el mundo y elaboró más de 180 coreografías. Su método de aprendizaje, basado en la alternancia entre contracción y relajación, teniendo en cuenta que la fuerza del bailarín parte del torso y no de las extremidades, le confirió una relevancia extraordinaria.

En 1926 Graham fundó su propia compañía. ​Su estilo único de danza reflejaba el arte moderno de la época, un ballet basado en las emociones. Coincidiendo con la antesala de su centenario, que se celebrará en 2026, la compañía de danza que fundó la legendaria bailarina actuó el pasado domingo 22 de octubre en el Teatro Bretón de los Herreros de Logroño en una gira por España en la que también ha recalado en Pamplona, Vitoria y Sevilla.

“El movimiento nunca miente​. Es un barómetro que revela el clima del alma a todos los que lo pueden leer”.

He decidido ir a verla porque mis dos décadas en Pittsburg siguen calando en mi interior. Solía vivir a tiro de piedra del 4400 de Forbes Avenue, donde se halla el Museo Carnegie de Historia Natural, fundado en 1896 y uno de los cinco mejores museos de esa índole de Estados Unidos.

La compañía de Graham se sitúa en la esquina entre Bethune y Washington Street. Pasaba muchas veces por allí y me quedaba parado delante de las grandes cristaleras que daban a la calle observando los ensayos de los estudiantes.

En la técnica Graham, los bailarines utilizan el torso como motor del movimiento. Martha Graham descubrió que los músculos del torso eran físicamente muy poderosos a la hora de realizar movimientos que transmitiesen fuerza y energía. Yo no entiendo de danza, pero sí de emociones, y realmente el movimiento que surge del torso es muy emocional. Cuando reímos o lloramos, esas emociones salen de nuestro tórax. En estos términos se refirió Janet Eilber, directora artística de la compañía, cuando le preguntaron sobre la combinación entre sentimiento y fuerza de sus alumnos.

“El cuerpo expresa​ lo que las palabras no pueden decir”.

Tras su muerte en 1991, su compañía ha seguido existiendo para el conocimiento y el goce de las generaciones actuales. Una compañía que en lugar de limitarse a reproducir las coreografías y la célebre técnica inventada por Graham ha optado por abrirse a otros coreógrafos e innovar constantemente para no quedarse rezagada en recuerdos del pasado. Es justo lo que vemos en Logroño con las tres piezas de danza que han traído al coliseo riojano.

“La danza es comunicación.​ Por lo tanto, el gran reto es hablar claramente, hermosamente y con certeza”.

Por un lado, me fascina la reposición de Errand into the Maze, de 1947. La vi a mediados de los noventa en el Heinz Hall de Pittsburg. En ese momento yo acababa de llegar a la ciudad huyendo de mi vida en Europa. No tenía ganas de nada, subsistir me parecía trabajoso. Recuerdo que esta composición de Graham me afectó sobremanera. Hablaba de combatir tus propios miedos, de ponerse el mundo por montera, de molestar por el simple goce de hacerlo.

Inspirada en el mito griego de Teseo, Errand into the Maze es una pieza muy psicológica y profunda. Teseo es un héroe legendario de la mitología griega considerado uno de los primeros reyes de Atenas. Famoso por aniquilar a villanos, amazonas y centauros, su aventura más célebre fue la de matar al temible minotauro del rey cretense Minos. En la coreografía de Graham, en un alarde de empoderamiento femenino, la figura de Teseo la encarna una mujer.

El espectáculo continúa con Canticle for Innocent Comedians, inspirada en la coreografía homónima que Graham creó en 1952 como una oda a la naturaleza, pero rehecha en 2022. Esta pieza está compuesta por pequeñas viñetas que representan diferentes elementos de la naturaleza.

Sol, Tierra, Viento, Agua, Fuego, Luna y Estrellas.

Estos cuadros han sido creados por jóvenes coreógrafos que cuentan con bagajes muy diversos. Me llaman la atención los movimientos imposibles de los bailarines, todos ellos menores de 30 años; parecen contorsionistas.

La propuesta más novedosa llega con Cave, del coreógrafo israelí Hofesh Shechter. Representa una fiesta loca, una rave, con música techno, house, techno y jungle. Si en la anterior composición sorprendían los compases frenéticos de los danzantes, en ésta se multiplican por cien, parecen drogados, al borde del éxtasis, gozan los unos con los otros, todo muy sugerente y erótico. Esta obra se ideó justo después de la pandemia por coronavirus y pretende rescatar el contacto entre las personas, diezmado durante el tiempo que duró el confinamiento y el miedo a los contagios. Es una obra totalmente nueva. Hunde sus raíces en la teoría Graham pero destila modernidad.

“Se aprende practicando, tanto si se trata de aprender a bailar bailando, como aprender a vivir viviendo”.

Salgo satisfecho de la representación. Lo nuevo y lo viejo, lo tradicional y lo rompedor; la compañía de Martha Graham se basa en los conocimientos de la célebre bailarina pero acoge técnicas del siglo XXI que complementan el trabajo de la mítica creadora de Pittsburg con una mirada fresca que avanza con fuerza hacia el futuro.

                        Imagen cortesía: TeatroBreton.org

Escritor, dramaturgo, director de escena y periodista con más de 25 años de carrera, referente de la cultura española contemporánea. Ganador de prestigiosos premios internacionales de teatro y literatura, Eduardo Viladés cultiva el teatro largo, de medio formato y de corta duración, así como la narrativa. Ha publicado dos novelas y prepara la tercera. Sus obras teatrales se representan en varias ciudades españolas, México, Colombia, Perú, República Dominicana y Estados Unidos. Elegido dramaturgo del año 2019 en República Dominicana y en 2020 en La Rioja a través del Instituto de Estudios Riojanos. Colabora asiduamente con sus ensayos, relatos y obras de narrativa con las editoriales Odisea cultural (Madrid), Canibaal (Valencia, España), Extrañas noches (Buenos Aires), Microscopías (Buenos Aires), Lado (Berlín), Otras Inquisiciones (Hannover), Primera página (México), Gibralfaro (Málaga), Windumanoth (Madrid), Amanece Metrópolis (Madrid) y Viceversa (Nueva York). Compagina su labor como dramaturgo y director de escena con el periodismo, área en la que cuenta con más de dos décadas de trayectoria profesional en diversos países del mundo como reportero, editor y presentador de TV. Ha vivido en Reino Unido, Italia, Bélgica y Francia. Hoy en día trabaja también para la revista Actuantes, la principal publicación española de teatro, lo que le permite combinar el periodismo con las artes escénicas. También es experto en periodismo cultural y documentales de sensibilización social, un artista polifacético.