Tierra de espejos, un poema de Víctor Laureano Vega
¿Qué es lo que hace de una casa un hogar? ¿Qué te hace querer abandonarla? La sombra de los meses, las luciérnagas que estaban detrás de la ventana cuando tus labios eran negros...
La calle con olor a salitre, un relato de Eduardo Viladés
Si yo pudiese, creo que saldría a pasear todas las mañanas por la playa de Las Arenas luciendo pantorrilla y escote. Remedios fue novia durante un tiempo de Ezequiel, el chaval que trae el género a mis padres con el camión.
Las Águedas, un relato de Eduardo Viladés
En Sicilia, aunque gocemos de un clima mediterráneo y tendamos al histrionismo, somos muy cautos a la hora de entablar conversación con las chicas, quizá fruto de la insularidad y de que la mamma siempre nos tiene bajo control.
¿Cuál es la raza de la perra?, una reseña de Ernesto Gómez Mendoza
La libertad del formato favorece la auscultación de las ideas de la autora sobre la crueldad, el absurdo, y ser o no ser madre, solícita o negligente, al tiempo que escribe otra historia colombiana de abuso y explotación.
El evangelio de los perros, un cuento de Rodolfo Lara Mendoza
Lo demás era noche cerrada. Silencio en el que no tenía cabida voz humana alguna, aquel engreído juguete de Dios que desde hacía tiempo yacía hecho pedazos. Los perros, en cambio, seguían incólumes.
Hotel abandonado, un cuento de Fernán Correale
Pero no, sos débil como una anciana cruzando Rivadavia con dos mochilas al hombro. Al menos llegó a vieja, mirate a vos, un piojo metido en su estuche de goma a punto de reventar y quedar sordo.
Pedro, un cuento de Jorge Luis Quintana Montes
Aunque era el amanecer del día previo al pago, y como ya era parte de su rutina durante los dos años que llevaba en el banco, lo motivaba el tener que afinar la vista para mirar con detenimiento el pronunciado escote de Pilar.
Monólogo del confinado, por Sebastián Grasso
Dudas. Y mientras lo haces, te dices a ti mismo que eres valiente, y que, en efecto, te lo estás tomando con calma. Pero es que ni siquiera así, dicen, estás a salvo. Porque no basta el encierro, tampoco el valor ni la paciencia.
¿Cuánto le mide?, un cuento de Elkin García
En el baño me crucé con un hombre alto, de espaldas anchas, que salía atropelladamente y con cara de enfado. Murmuró entre dientes algo que no entendí.
Los hombres del traje gris, un cuento de Andrés Pinzón-Sinuco
¿Qué decían? ¿Decían algo? No lo recuerdo. Sólo estaban expectantes. Sus rostros eran angulosos, lúgubres. El líder, a quien reconocí....