Economía y Política

La pobreza en Argentina en tiempos de pandemia

“En el momento en que miré a lo ojos a la pobreza, me quedé mudo”. –Manfred Max-Neef

 

Con la pandemia del Covid19 y sus respectivas variantes que prenden las alarmas en todo el mundo, la situación socioeconómica de los países latinoamericanos se ha deteriorado, lo cual se evidencia en el crecimiento de los índices de pobreza entre sus poblaciones.

De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la pobreza y la pobreza extrema alcanzaron en 2020 en América Latina niveles que no se han observado en los últimos 12 y 20 años. Frente a esta realidad, Argentina no es la excepción. Recientemente, el Instituto Nacional de Estadísticas y censos del país sudamericano (INDEC), informó que en el primer semestre de 2021, la pobreza alcanzó al 40,6% de personas que componen el 31,2% de los hogares.

Aun cuando las estadísticas brindan un panorama amplio y relativamente cercano a la situación de millones de argentinos, no consiguen revelar lo complejo del asunto porque el tema de la pobreza sólo puede comprenderse y analizarse en profundidad cuando la miramos a los ojos, siendo testigos de los testimonios y experiencias de quienes nos hablan sobre lo que significa vivir siendo pobre.

Gabriela Tello, habitante de la localidad Puente de Hierro, en la provincia de Mendoza, ubicada al oeste de la Argentina, lo resume de esta manera: Lo que pasa es que si vos no la vivís o no la ves, nunca te vas a enterar de eso”.

Además de definirse como una mujer transgénero, Gabriela es conocida en su comunidad por liderar el merendero Guadalupe, a donde regularmente asisten unos 75 niños de la zona, hijos de familias que se dedican a trabajar en chacras (fincas) durante la cosecha de uva, cebolla, ajo, entre otras especies frutales y hortalizas que tienen lugar en época de verano. 

Los merenderos y comedores comunitarios en Argentina son espacios físicos que brindan asistencia alimentaria gratuita a personas en situación de vulnerabilidad social. Retomaron significativa importancia en los contextos de barrios populares después de la crisis económica de 2001 que sumió a gran parte de la población en una situación de pobreza extrema, por la enorme dificultad en el acceso a la alimentación.

Comedor comunitario en Buenos Aires. Imagen: primeraedicion.com.ar

“Nosotros no tenemos ayuda de nadie, del gobierno no. Ni de los políticos tampoco, porque yo no permito que un político acá venga a mostrar la miseria de un niño”, afirma Gabriela muy convencida, haciendo hincapié en que el merendero además de ser autogestionado, funciona desde hace 2 años de manera intermitente debido a la falta de recursos.

Ellos se van contentos (Los niños) con lo que vos le das, yo intento darles en lo posible lo que yo intento conseguir, ahora si no consigo nada…”

Actualmente los comedores y merenderos que se encuentran inscritos bajo la gestión de organizaciones sociales como las Asociaciones civiles, instituciones públicas y ONGs reciben ayuda del Estado con alimentos y donaciones, de modo que, a principios de 2021 el Ministerio de Desarrollo Social anunció un aumento de las partidas destinadas al buen funcionamiento de estos espacios que cumplen un rol relevante en tiempos de pandemia en los sectores de más bajos ingresos.

 Gabriela debe formalizar el merendero y adecuar un espacio con el propósito de poder obtener una ayuda permanente del Estado. No me pueden dar nada si no tengo una ong”, es por ello que ejecuta con sus propios esfuerzos un  proyecto de construcción junto a su vivienda para convertirlo en un espacio comunitario donde pueda llevar a cabo actividades de apoyo social como la entrega de alimentos y meriendas a los niños y personas mayores de los alrededores, especialmente en la estación de invierno, época en la cual decrecen los ingresos de las familias que viven dentro de un área considerada rural.

Al igual que muchos ciudadanos latinoamericanos, se muestra desencantada con la  política en su país: “Los políticos acá en la Argentina no sirven, yo siempre dije y lo pienso y lo voy a pensar mientras viva, acá los que tienen que llegar a la presidencia es la misma gente de la pobreza”

Gabriela Tello junto a la construcción del proyecto merendero y comedor Guadalupe

En las últimas décadas, los argentinos conviven con el dolor de cabeza de la inflación que en 2021 fue del 50,9% interanual. La más alta de la región latinoamericana después de Venezuela. 

Sumado a la inflación, la constante devaluación del peso argentino, la segunda moneda del mundo más devaluada frente al dólar, según un informe de la compañía Bloomberg, y la actual deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), adquirida durante el gobierno de Mauricio Macri, hacen del país sudamericano un escenario riesgoso para los inversionistas extranjeros que no perciben una política económica perdurable e inmune a los vaivenes electorales. 

La carne y los derivados de la leche son los productos de la canasta alimentaria básica que más han subido de precio en los últimos años, al igual que celulares, electrodomésticos, hoteles, viajes al interior y exterior del país presentaron enormes incrementos, lo que hasta el día de hoy dificulta que la clase media argentina pueda tener acceso a estos servicios y productos.

Villa 31. Barrio emblemático de Buenos Aires con altos índices de pobreza y precariedad. Imagen: Telam

Una población vulnerable que sobrevive gracias a la política asistencial del Estado

Con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de Argentina en 2003, el país inició el tránsito por un camino que buscaba alejarse del modelo neoliberal de los años 90, causante para muchos de la crisis de 2001, dando prioridad al establecimiento de políticas sociales y de derechos humanos que tuvieran como propósito la inclusión y la redistribución equitativa. 

De esta manera, surgieron políticas que resultaron ser un salvavidas para la población más vulnerables en términos económicos como la Asignación universal por hijo (AUH) que alcanza a más de 4 millones de niños y consiste en un ingreso monetario mensual que se otorga a las familias por cada hijo menor de edad. Es cobrado en su mayoría por mujeres desempleadas, trabajadoras del servicio doméstico o mujeres que realizan algún tipo de trabajo no registrado (En Argentina es llamado trabajo en negro), sin aportes al sistema de jubilación y pensiones. Personas con trabajos autónomos que son pequeños contribuyentes del Estado también son alcanzados por este beneficio.

Sabrina de 23 años,  es beneficiaria de la AUH por su hija de tres años. Es ama de casa y dice que por quedar embarazada no pudo terminar el secundario. Para ella, recibir este beneficio económico es un salvavidas por la actual situación económica que empeoró con la pandemia del Covid. “Está bien porque hay veces que no tenès trabajo y eso es una ayuda”. Su pareja trabaja como obrero de construcción y según sus palabras Hay días que trabaja y días que no”. Agrega que los actuales salarios no alcanzan para vivir.

Asimismo, Verónica con 20 años y madre de dos niños de 1 y 3 años de edad, se cuenta entre las beneficiarias de la AUH que encuentran en la ayuda del Estado un alivio para mantener a sus hijos. Hay algunas madres que los ocupan en otras cosas, pero yo la cobro y la ocupo para ellos dos. Algunas lo gastan en alcohol, en drogas o para los maridos”

Para el presente año Verónica planea iniciar un curso de auxiliar de enfermería y agrega que no le es posible trabajar por ahora porque cuida a sus hijos sola. Antes de embarazarse trabajaba durante la cosecha de ajo.

Debido a la actual pandemia el gasto social se incrementó en muchos países y organismos como la CEPAL instan a los gobiernos latinoamericanos a lanzar salvavidas en formas de transferencias de dinero  destinados a la población de los sectores con más bajos ingresos económicos para paliar los efectos  de la crisis. 

Aunque la ayuda social en Argentina es prácticamente una política de Estado que se ha fortalecido con los años, algunos ciudadanos, políticos y empresarios rechazan el gasto social que consideran excesivo porque es costeado por las altas tasas tributarias que deben pagar los pequeños contribuyentes y las empresas. 

De acuerdo a una publicación realizada en Diciembre de 2021 por el diario digital Infobae, después de Brasil, Argentina es el país sudamericano con mayor presión tributaria durante los últimos años. 

Durante la pandemia el gasto social también fue  financiado por la creciente emisión monetaria del Banco central, estrategia del gobierno del actual presidente Aníbal Fernández, que fue severamente criticada por economistas y políticos de los sectores opositores por considerar que agrava el tema de la inflación. 

Viviendas en Las Chacras, Puente de Hierro, Provincia de Mendoza

 

La pobreza es más que no tener recursos económicos

La pobreza que viven muchas personas en el mundo tiene diferentes caras y consecuencias que trascienden el sólo hecho de no contar con los ingresos suficientes para acceder a una canasta de alimentación básica, por este motivo,  organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizan un abordaje desde una perspectiva multidimensional buscando medir las múltiples carencias que enfrentan las personas en aspectos como la educación, salud, acceso a servicios públicos y derechos.

Gabriela, Sabrina y Verónica viven en el barrio Las Chacras, ubicado en una de las localidades más pobres de la provincia de Mendoza. Junto a otras familias de los alrededores integran ese 40% de pobreza que escandaliza a políticos y figuras públicas. 

Continuamente conviven con un entorno que carece de calles pavimentadas, donde no llega el transporte público, no hay sistemas de redes cloacales para el tratamiento de los efluentes domésticos que generan las viviendas, y un conjunto de casas construidas en su mayoría de forma precaria es el panorama que ofrece el paisaje.

Hay familias que sufren por el tema de la luz, estamos en proyecto de las cloacas pero está todavía un poquito quedado, sería lo fundamental para el barrio”, afirma Mariela del Valle, gestora social de la Unión Vecinal de esta comunidad.

Cancha de Las Chacras

Las desventajas de quienes viven entre la pobreza tanto en áreas rurales como en las grandes ciudades son evidentes porque reducen el  potencial productivo y creativo que tiene todo ser humano. Vivir entre la pobreza también puede significar que las posibilidades de conocer, disfrutar, comprender el mundo y  encontrar el sentido de nuestra existencia se vean inmensamente limitadas. 

AUH y Tarjeta Alimentar son programas sociales pilares del Gobierno para ayudar a las familias más vulnerables

El acceso a la educación de calidad es uno de los aspectos que más se agravó en tiempos de pandemia.

“Ahora como estamos con el tema de la pandemia, hay chicos que no tienen una computadora o un teléfono para poder hacer sus tareas…cuando empezaron las clases virtuales, todo era un caso porque la economía no alcanza porque hay padres que no tienen para comprarle a los chicos lo fundamental” sostiene Mariela.

Y lo fundamental para los chicos se extiende a los juegos, el disfrute, la práctica de algunos deportes como el fútbol  y la apropiación de espacios comunitarios, sin embargo, la ausencia de estos es de lo más común en entornos de pobreza. “Acá en el barrio tenemos muchos chicos menores que necesitan una contención permanente, necesitan un espacio verde porque no lo tenemos, necesitan un espacio que tenga más que una cancha”

De acuerdo al informe “Impacto de la pandemia en la educación de niños, niñas y adolescentes” de UNICEF, más de 1 millón de estudiantes no pudieron regresar a las aulas de clase en el inicio del ciclo lectivo 2021, esta cifra que ahora debe ser confirmada por el Ministerio de Educación Nacional es alarmante en un contexto en el cual, la calidad educativa en Argentina atraviesa momentos de crisis como lo señala el documento de investigación del Observatorio de la Deuda Social 2020 de la Universidad Católica de Argentina, del cual se desprenden conclusiones como las siguientes:

Sólo 2 de cada 10 argentinos logran una titulación universitaria, lo que demuestra que muy pocos alcanzan una educación superior.

El 50% de los alumnos de nivel secundario no egresa en tiempo y forma y un 30% no se recibe o finaliza sus estudios.

Pruebas de evaluación educativa internas como Aprender 2018 y las pruebas internacionales PISA, muestran las dificultades que tienen estudiantes de niveles primarios y secundarios en la interpretación de textos y las claras deficiencias en áreas como Matemática y Lengua.

Además, en el informe se determina que «Los más bajos niveles educativos se concentran en los grupos poblacionales que se encuentran bajo la línea de pobres e indigentes». 

Finalmente en lo concerniente al presupuesto destinado a la Educación, el informe de la UCA señala que no llega al 6% del PIB según lo acordado mediante una ley sancionada en 2006, contrariamente ha venido decreciendo en los últimos años.

La historia suele ser similar desde cualquier ciudad o área rural de otro país latinoamericano. Los rasgos que definen a la pobreza suelen repetirse independientemente de los lugares y sin duda se han agudizado en medio de la actual crisis sanitaria y económica. 

Según las estadísticas e investigaciones de organismos internacionales como la CEPAL, durante la pandemia la pobreza creció de manera acelerada en países como Perú, Ecuador y Colombia. La protección de los Estados en forma de ayudas económicas transitorias o permanentes sigue siendo insuficiente porque no  logra solucionar el gran problema de raíz. 

 

Imagen destacada: Diario los Andes.com.ar