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Sesenta años de Kind of Blue: la obra culmen de Miles Davis que lo cambió todo

En la 30th Street Studio de Columbia Records, en la ciudad de Nueva York, en tan sólo diez horas, repartidas en dos días, el 2 de marzo y el 22 de abril de 1959, y dentro de una antigua iglesia rusa restaurada como estudio, comenzaría la grabación de la primera parte de uno de los álbumes más emblemáticos de la historia del jazz y de la música contemporánea.

La formación era un dream team de la época. Miles Davis, trompeta; un joven John Coltrane, saxo tenor; Cannonball Adderley, saxo alto; Bill Evans, piano, (Wynton Kelly toca en Freddie Freeloader); Paul Chambers, bajo; y Jimmy Cobb, batería.

Este sexteto, liderado por el genio de Miles Davis, sin duda fue uno de los más impresionantes de la historia del género, logrando, con cinco composiciones, un lenguaje musical que trascendería las estructuras del jazz de la época y perduraría en la cúspide hasta nuestros tiempos.

Antes de adentrarnos en Kind of Blue, es fundamental remarcar el contexto de inspiración y genialidad del año 1959 para el jazz. Ese año fueron grabados Giant Steps de Coltrane, Time out de Dave Brubeck, Mingus Dynasty y Ah Hum de Charles Mingus, entre otros. Ornette Coleman grabó The Shape of Jazz to Come, marcando los cimientos del maravilloso y caótico mundo del Free Jazz, pero esa es otra historia.

El Nueva York de la década del 50 fue un potente caldo creativo para toda una generación de artistas, y el jazz no fue la excepción. Los lugares de música eran cada vez más frecuentes y convivían hasta altas horas de la noche artistas de swing, jazz tradicional y el bebop de la época.

Músicos de la altura de Sonny Rollins, Dizzy Gillespie, Thelonious Monk, vivían en la gran manzana y se relacionaban constantemente, generando una sinergia sin precedentes de nuevas ideas y concepciones musicales. En esta singular sociedad, se engendraría y surgiría la obra maestra de Miles Davis.

A mediados de la década del 50, Davis estaba comenzando a experimentar el abanico de liberadoras posibilidades que le brindaba el jazz modal. Desarrollado por el compositor George Russell, el jazz modal proponía alejarse del virtuosismo estructural y cerebral del bebop, y acercarse a composiciones más liberadoras donde las canciones podían asentarse en pocos acordes, potenciando los silencios y el desarrollo melódico.

En palabras del propio Russell, los músicos podían «cantar su propia canción sin tener que depender del deadline que te impone la finalización de un acorde. Sos libre de hacer cualquier cosa, siempre y cuando sepas dónde está tu hogar».

Bill Evans, John Coltrone, Miles Davis y Cannonball Adderlay.

Con Miles Ahead (1957) y Milestone (1958) como predecesores de Kind of blue, Miles Davis encaró el desarrollo de su ambicioso proyecto, no sólo con la generosidad y la clemencia que le otorgaba el jazz modal, sino también con una enorme influencia del góspel, el blues y ciertos toques de música africana, específicamente inspirado por el Ballet Africains, la compañía nacional de baile de Guinea que alguna vez pudo escuchar.

Sin ensayos ni repasos previos, la única instrucción que los músicos recibieron durante la grabación, por parte de Miles, fue una hoja con las escalas y melodías predominantes en cada canción, presentada con bocetos que ni siquiera tenían título ni forma de partitura convencional; es decir, debían improvisar a medida que corría la cinta.

No hubo demasiada planificación. Se trataba el mundo del jazz donde la improvisación y la espontaneidad dominaron desde el primer minuto. Uno de los mitos más conocidos cuenta que todos los temas, salvo Flamenco Sketches, fueron grabados en primeras tomas.

En Kind of Blue rebasa la melancolía, los silencios, la fineza y lo salvaje, generando una relación íntima y secreta con su público. La afición de Davis por el minimalismo, por abandonar las estructuras del bebop, por buscar la sofisticación en la simpleza, produjo una explosión en la música de la época.

En los oídos de todos nosotros quedará grabada la majestuosidad del solo en So What, el magnífico tono de blues de Freeddie Freeloader, la misteriosa y melancólica belleza de Blue in Green, donde la trompeta de Davis se despliega a través de notas profundas y sostenidas, capaces de llegar a lo más profundo de cada oyente. Los electrizantes once minutos de All Blues, y la progresión modal fusionada con la belleza casi lírica en Flamenco Sketches.

Todo esto inyectado y perfeccionado constantemente por las intervenciones energéticas e ingeniosas de Coltrane, sostenido por la sólida y experimentada base rítmica de Chambers y Cobb, los solos frenéticos de Cannonball, y el maravilloso piano del eterno Bill Evans.

Podemos decir que Davis en Kind Of Blue intentó reflejar el sentimiento de opresión y la necesidad de liberación que experimentaba la comunidad afroamericana en Estados Unidos. Miles Davis, y tantos otros músicos, padecían constantemente el racismo, la violencia y la indiferencia. De público conocimiento es el incidente en el que días después de la aparición de este disco, en la puerta del Birdland en Nueva York, Davis sería agredido por un policía, y luego detenido por resistencia a la autoridad.

Los grandes cambios sociales que se estaban gestando tuvieron su comienzo en la época del lanzamiento de esta obra. En los años venideros comenzaría una fuerte lucha por los derechos civiles encabezada por Martin Luther King, las protestas sociales contra la guerra de Vietnam, la revolución cubana, y un largo etcétera. Los músicos de la época fueron captando este fervor social plasmándolo en sus obras.

Repercusiones

Han pasado sesenta años de Kind of Blue y no ha perdido su vigencia en absoluto. Sigue con esa frescura propia de un disco de la actualidad. Es considerado uno de los mejores discos de jazz de todos los tiempos y también es el más vendido, más de 4 millones de copias únicamente en Estados Unidos. El disco se siguió vendiendo en estas seis décadas en cada uno de los formatos que la industria adoptó: vinilo, cassette, cd, blue ray, descargas y streaming.

Pero a pesar de esto, Davis nunca estuvo muy conforme con su creación. Dijo en muchas ocasiones que no logró el sonido que pretendía. Él estaba cautivado con el finger piano africano, que es un instrumento de percusión pequeño que se toca principalmente con los pulgares.

Mientras la crítica celebraba su obra, Davis pensó que había fracasado. «En Kind of Blue no conseguí lo que me proponía. Fallé en mi intento de incorporar al sonido final el sonido exacto del finger piano africano. Cuando lo digo todos me miran como si estuviera loco», dijo en su autobiografía.

El carácter único y revolucionario del disco, a lo largo de las décadas, se acentuó en conservar el misterio, en sonar después de tantas reproducciones, tan propio, tan íntimo, pero a la vez tan ajeno. «Es un disco mágico. Para mí es como un jugo de naranja: tiene que estar todos los días en mi vida. Pasó el tiempo pero sigue sonando como si hubiera sido grabado ayer», dijo alguna vez Quincy Jones.

Este genio nacido en Saint Louis (Illinois), cambiaría el mundo del jazz en reiteradas oportunidades. Ya había inventado el cool jazz y con Kind of Blue innovó en el jazz modal como nunca nadie lo hizo, pero seguiría haciéndolo en los años posteriores: jazz-rock a fines de los 60, el jazz-funk a principios de los 70, los coqueteos con el pop en los 80 y hasta con el hip-hop en un disco póstumo.

Miles Davis no sólo se adelantaba a su época, sino que la fue creando y moldeando con esa genial rebeldía que lo caracterizaba, reinventando constantemente su mente musical, aún cuando el mundo del jazz y de la música no estuviera preparado para ello.

Portada del álbum Kind of Blues.

Imágenes: Cortesía.

Abogado para vivir. Letras, música y cine para intentar encontrar sentido a aquello que no lo tiene.