Monólogo del confinado, por Sebastián Grasso
Dudas. Y mientras lo haces, te dices a ti mismo que eres valiente, y que, en efecto, te lo estás tomando con calma. Pero es que ni siquiera así, dicen, estás a salvo. Porque no basta el encierro, tampoco el valor ni la paciencia.
El viejo de la feria, un relato de Federico Serralta
Uno añora sentimientos, no lugares. Sin ánimo de desviarme, intentaré reconstruir los hechos de la manera más fidedigna que mi memoria (llena de trampas y exageraciones) pueda recrear.