Tibieza, un relato de Marta Leonor Puey
Ya era tardenoche cuando llegaron los dos. Mi hermano tenía los ojos colorados de llorar y se quedó en el umbral de la puerta. Mamá hablaba bajito con la vecina en un rincón, después nos fuimos a nuestra cocina.
La perversa, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Aquella tarde corrieron a resguardarse del viento y la lluvia bajo un pequeño techito. Y ahí se quedaron un rato, el tiempo suficiente para caer ante el embrujo del amor en cuerpo y alma. Cuando volvió a su casa, su marido tenía sólo media mujer.
La anciana y el ladrón, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Ella era una viejita encantadora de dulces y apasionados ojos color ámbar. Se llamaba Ana. El nombre del joven era Jesús; no tenía idea de por qué cargaba con ese nombre celestial. Su vida era una verdadera ruina.
Cerca pero no tanto, un cuento de Sebastián Grasso
Descubre ahora, son las infinitas posibilidades que, escondidas en las oscuras tinieblas de aquel vacío que alberga por momentos la realidad.