Poesía

Al final de tantos océanos: tres poemas de Claudia Abrugiati

La respuesta a una pregunta de rutina se ha reconvertido en poesía en las manos de Claudia Abrugiati. Antes de tomar maletas y lanzarse a conocer el mundo fue profesora de bellas artes. Le interesa la fotografía, la lectura, el cine, la filosofía y la psicología. Este encuentro con Otras Inquisiciones le ha permitido recordar a Manuel Zapata Olivella, su antiguo amigo y reconocido personaje del Caribe colombiano.

Claudia es bonaerense, aunque también es ciudadana italiana. Deja entrever su amor por los mares, los navíos y la navegación en algunas de sus fotografías; aunque esto no es lo único que suele captar su lente. «No existe nada que no me inspire», afirma.

Borges, Marguerite Yourcenar, Hector Bianciotti, Ray Bradbury, Emily Dickinson, Murakami, Banana Yoshimoto, Morabito, Patti Smith, Gary Zukav, Leo Buscaglia, Jorge Bucay, Fabián Casas, Cisneros, Hemingway, Watanabe, Sergio Raimondi, Dolores Gil, Scott Fitzgerald, Woody Allen, Charlotte Bronte, Emily Bronte, Shakespeare, Mary Shelley, Agota Kristoff, Joaquín Gianuzzi, Kafka, Sartre, Herman Hesse y Unamuno son algunos de sus autores de cabecera.

«Escribo desde antes de aprender a escribir, pero mi primer poema oficial (sobre una estrella que le cayó del cielo a un sapo), lo escribí a los 8 años».


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Mi libro es negro
Negro como el asfalto
Los anteojos de Karl Lagerfeld
El rímel de Marilyn Mason
El alquitrán o la nicotina
Negro como Gatubela
Las mariposas del Mahury
Tanatos en ausencia de Eros
La pupila de Alex en La Naranja Mecánica
Negro como en Persepolis
Metrópolis
Frankestein
O el Gabinete del Doctor Calligaris
Negro como en negro
Como la desesperación del naufrago
La piel del esclavo
El zapato de Michael Jackson
Negro como los murciélagos de Madang
Los Dementors de J.K.Rowlings
El ataúd de Uma Thurman en Kill Bill
La ausencia de esperanza
Negro como Spice Bomb
Como las siluetas del Tangram
La pantalla del televisor
Manhattan vista por Woody Allen
Negro como este relato
Esta columna de palabras
El tiempo que pasa
La Asus con la que escribo

Mi libro es rojo
Rojo como el sexo
La sangre durante el parto
Un Campari Amanda Lear por David La Chapelle
Rojo como en Red
La bandera de Trinidad & Tobago
Bono para África
El signo de Stop
Rojo como Louboutin
El habito de Desmond Tutu
La manzana de Blancanieves
La estación Duomo en el mapa de Milán
Rojo como las manchas de Xhang Xiogang
La cereza del Taurasi
Los hospitales de Gino Strada
Y de Médicos Sin Fronteras
Rojo como el calzado de Spiderman
El cinturón de Superman
Un vestido de Valentino
La sombra de Diabolik
Rojo como los labios de Man Ray
Dalí
Paloma Picasso
Y mis labios
Rojo como este relato
Esta columna de palabras
El rojo de cadmio
Y el icono de Adobe Flash

Mi libro es blanco
Blanco como el Papa
Como una ciudad de Calvino
Como Blanco sobre Blanco de Malevich
Y la nieve de Urk
Blanco como las fotos de Rancinan
De Avedón
De mi pasaporte
Y el documento de identidad
Blanco como el Guggenheim de Frank Lloyd
Como el último Roman Opalko
Los escritos de Ben Veautier
Y las paredes de nuestra casa en Génova
Blanco como en blanco
Como el corpiño de la novia
El aura del santo
Y la sonrisa de Gardel
Blanco como el azúcar
La leche
El pan
La aspirina
Blanco como la ceguera de Borges
El papel fotográfico
El álbum de Los Beatles
La neblina en Malpensa
Blanco como este relato
Esta columna de palabras
El logo de Apple
Y el cielo de Kit en Sba


(Genova, Italia, 2014)


Huéspedes

Somos dos huéspedes
En una sola casa ajena
yo estrecha en el sofá
vos desplegando tu metro 83 sobre la cama
cada puerta es una frontera
un compartimento estanco
como los del barco de metal
en el que nos fuimos navegando al caribe
porque yo por amor hacia cualquier cosa
y al final de tantos océanos
nos terminamos hundiendo en tierra
yo estrecha en el sofá
vos desplegándote sobre la cama
Mira
afuera Mayo explota de amarillo
y ni Mayo ni Diciembre ni Febrero se darán nunca cuenta de nada.

(Mayo 12, 2023)


La extranjera

Mis ojos son libres
como las mariposas negras del Mahury.
Mi lengua esta interdicta
en el territorio de las palabras
como aquellos indios Oréikoulé, Les invisibles.
Esta lluvia no cesa.
Soy un fantasma con pies de barro,
La Extranjera.


(Stoupan, Guyane Française, 1996)

Imagen: Cortesía.