El perfume, un cuento de Amelia Beatríz Bartozzi
Me enamoré muchas veces en mi vida, pero nunca como aquella vez. Me enamoré de un olor, de una fragancia, de un aroma, de un perfume. No sé qué era en realidad.
El lago, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Me parecieron muy extraños, despertaron mi curiosidad. No eran tan jóvenes, rondarían los treinta y pico; los dos descalzos, los dos con la cara demudada, despojados de toda pasión, como muertos.
El seductor, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Lloraba como un chico. Anduvo toda la noche buscándola en los hospitales, en las comisarías, en su casa. Dos días después seguía sin aparecer.
La gorda bajo la higuera, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Al llegar a la casa, vi una señora muy gorda en el jardín, debajo de una higuera, estaba amacándose en una mecedora de esas de antes. Tenía la mirada perdida, parecía no verme ni escucharme; ni siquiera dijo una palabra.
La perversa, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Aquella tarde corrieron a resguardarse del viento y la lluvia bajo un pequeño techito. Y ahí se quedaron un rato, el tiempo suficiente para caer ante el embrujo del amor en cuerpo y alma. Cuando volvió a su casa, su marido tenía sólo media mujer.
El fantasma de la Linea 93, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Algunos se atreven a decir que es el espectro de un hombre delgado, de estatura mediana, vestido con traje oscuro. También hay quienes aseguran que se trata de un hombre que solía subir siempre a este colectivo.
La anciana y el ladrón, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Ella era una viejita encantadora de dulces y apasionados ojos color ámbar. Se llamaba Ana. El nombre del joven era Jesús; no tenía idea de por qué cargaba con ese nombre celestial. Su vida era una verdadera ruina.
Volver a casa, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Aquella noche estrellada en la ciudad de Rosario, entre el fulgor de las risas y el paso apurado de la gente que pasaba a su lado sin verlo, aquél hombre triste y melancólico, caminaba sin rumbo, con la mirada perdida, abatido por la soledad y el abandono.