Economía y Política,  Textos de autor

El terrorismo como comunicación colectiva

Tratar de explicar cualquier aspecto del terrorismo es un asunto complejo. No resulta sencillo abordar un tema en principio tan inabarcable, confuso y brutal. Por eso es bastante significativa la propuesta que hace Peter Fischer, Julia K. Fischer, Silke Weisweiler y Dieter Frey, respecto del terrorismo como un modelo de comunicación colectiva.

Estos autores simplifican el complejo proceso del terrorismo, utilizando la teoría clásica de comunicación en la cual se entiende que un emisor (terrorista) envía un mensaje (ataque) a un receptor (víctima potencial), tan simple como eso. Pero su propuesta psicológica trasciende los márgenes de la comunicación si entendemos que los receptores de la amenaza terrorista, es decir las víctimas potenciales, construyen colectivamente el significado del ataque, que en este caso sería el mensaje, teniendo en cuenta los atributos de los terroristas, es decir, sus motivos, cultura y trasfondo socio-económico (entre otros), y el mensaje en sí mismo, el cual es el ataque perpetrado.

Fischer y compañía hablan entonces acerca de la construcción de significado por parte de los receptores. Esto, como se sabe, determina el nivel de respuesta de los atacados a nivel colectivo.

Pero vamos a detenernos en algo que es, a mi juicio, fundamental: los autores argumentan que el terrorismo tiene un motivo político y por tanto le atribuyen una motivación racional. Es decir, este intento de comunicación perversa se codifica por parte de los emisores del mensaje, su mensaje es en parte lógico, obedece a la razón, pero también coexisten mensajes menos racionales, o irracionales en su totalidad.

Y estos últimos mensajes son los que ocupan mi atención y los que plantearé brevemente a manera de tesis, que seguramente ampliaré en un escrito mucho más largo. Y es que, desde mi perspectiva personal, detrás de estos mensajes irracionales se anida la venganza ideológica y religiosa a manera de fundamentalismo. El fundamentalismo religioso, según la Enciclopedia Británica, es un tipo de movimiento conservador religioso que se apega estrictamente a los textos sagrados. Pero en este sentido las ilusiones del fundamentalismo no tienen término. Lo que quiero decir es que tanto en los emisores (terroristas) como en el mensaje (ataque) muchas veces habita de un modo explícito e implícito la cerrilidad, es decir, la obstinación que no admite razonamiento alguno y que supone ser fundamentalista.

Sobre este punto, pocos autores han escrito tan bien como el científico británico Richard Dawkins, para quien el fundamentalismo es precisamente la ausencia de todo tipo de razonamiento científico, e incluso de razonamiento en lo absoluto. De acuerdo con Dawkins, los fundamentalistas se atribuyen la verdad por haberla leído en algunos libros que ellos consideran sagrados. No les interesa, en lo más mínimo, la discusión de sus creencias, pues consideran que su libro sagrado es una evidencia en sí misma, lo que riñe completamente con el método científico.

No obstante, y como cierre, estimo que los receptores (las víctimas potenciales o no), debido a sus márgenes culturales y a que se requiere de una autoreflexión profunda e incluso académica, apenas pueden entender ese fundamentalismo casi siempre foráneo y subyacente. En este orden de ideas, los emisores fallan en su sentido comunicativo, al menos en este sentido irracional del fundamentalismo, debido a que los receptores alcanzan de un modo escaso o parcial su mensaje. Lo que generan los terroristas, en cambio, es una cadena de resentimientos, odio para el futuro, que se replica, según los autores de este texto, de dos formas: empezando una guerra o ajustando su política a la motivación terrorista.

Fischer explica que las medidas de no-violencia son la mejor manera de enfrentar las acciones violentas del terrorismo, y se puede inferir que los terroristas quisieran que su mensaje se interpretara de una manera racional. No obstante, no se puede racionalizar un movimiento religioso y conservador, cuyo trasfondo, al menos en parte, es eminentemente irracional como el fundamentalismo religioso.

En voz alta:

Fuentes:
Dawkins, Richard (2006): The God Delusion. London: Bentam Press.
Peter Fischer, Julia K. Fischer, Silke Weisweiler, and Dieter Frey (2010): “Terrorism as Collective Communication: The Collective Communication Model of Terrorism (CCMT)”. Social and Personality Psychology Compass 4/9. 692-703.
          Foto cortesía: Wikipedia