Cuando éramos niños
Cuando éramos niños
Mario Benedetti
Los viejos tenían como 30
Un charco era un océano
La muerte lisa y llana no existía
En el proceso transformador y sanador de la escritura, los poetas se buscan a sí mismos, juegan con el lenguaje, evocan acontecimientos del pasado, cuestionan el presente, se preguntan por el futuro, lo que nos sugiere que el tiempo siempre está presente, de diferentes formas en la creación literaria. La infancia es una de las épocas que más ha marcado a los poetas. Algunos jóvenes autores del Caribe Colombiano rememoran acontecimientos que eran ceremoniosos, a los que de una u otra manera, asistimos todos en nuestras vidas.
La muñeca que daba discursos
Tenía la costumbre de dar discursos
Tenía más palabras, más lengua, más boca
Hablaba, la muñeca, más que yo
Suyo el espacio
Suyo, su cuerpo
Decía carne
Decía leche
Decía sí
Y todo se disponía
Su propio cuarto
Su propia luz
Su propio fuego
Y yo la veía
haciendo esto y lo otro
Ella me miraba, a veces, de reojo
Entonces, escondía un poco sus pies
para disimular el musgo entre los dedos
Lo hacía con discreción para ver si tenía algún público
Si tenía sentido seguir jugando
a esto y lo otro
cosas que yo no era
ni ella tampoco
Niñas raras
A veces uno llega al mundo
con algo de monstruo
de muñeca atrofiada
Lo mío era una curvatura en la espalda
y unos pies sin puentes
como si no quisiera andar correctamente
como si quisiera permanecer ovillada
recordando al feto que había dejado de ser
Después de tantos regaños orquestados por mi tía
la espalda fue mejorando y logré mirar al cielo
Los pies, en cambio
se rebelaron una y otra vez contra las plantillas ortopédicas
Se negaban a dejar de creerse pequeños peces abisales
-o bocachicos, para ser sincera-
de los que me reía con mi compañera K
Ella que vino al mundo con algo de hermosa calavera
también
Niño come niña
Mi vecino vivía en una casa que olía a pescado
le gustaban los gallos de ‘pelea’ y abrir la boca una y otra vez
Sospecho que tenía un motorcito en su mandíbula
que lo hacía tragarse todo a su paso:
cocos, balones, gatos, niños
Toda mi infancia luché para que no me comiera
hasta que un día se atragantó con uno de mis gatos
Fue entonces cuando acabó su acecho
De sus ataques conservo un par de cicatrices
Ojalá de aquel motorcito ya no quede nada
*** |
Nostalgia
Quisiera saber
Cómo hacía mamá
Para calmar mis miedos
Mis tristezas sin sentido
Tan solo con un abrazo
Sin una palabra.
Quisiera saber
A dónde fueron mis 3 abuelos
Cuando murieron
Y las lágrimas y los suspiros
A dónde van…
Quisiera saber
Quisiera saber si aún papá
Donde se encuentre
Puede por una grieta ver
Lo que hice con mi vida
Quisiera saber
Por qué me duele tanto
La noche y los pensamientos
Y el tiempo y los bolsillos y toda la vida
Y estos barrotes
Otra vez, Ma’
Desearía otra oportunidad
Ser niño de nuevo
Caer
Más despacio…
Vivir sin correr
Sufrir en silencio
Suspirar
Reír más
Dormir bien
Otra vez, Madre
Volver a comenzar
Mirarme al espejo sin miedo
Y al horizonte sin el ímpetu
De perderme
De renacer sin morir
Sin olvidarme
Irme sin irme
Ma’
Volver sin Volver
Proscrito, sin ningún…
Por siempre
Pintar el mundo entero
Desde tu vientre
No estoy
No los puedo culpar
Por alejarse
Si hasta yo
Me he ido de mí
Deseo un peregrinaje
Más lejano
Al Sol
Nadie puede llegar
Donde estoy
Aquí
Adentro
Ni siquiera Yo
O ÉL
Ese niño que un día fui.
*** |
Vigilar las manos
Nuestros pies
Hierba trepadora
Su voz
Una hoja que cae
Los baldes seguían en pie
El agua lluvia allí
Escudo
Los ojos fijos
Una señal bastaba para la huida
ritual de niños-ranas
Las manos
Vigilar las manos
Manos torpes (duras) que dejaron cicatrices
—quebraron la voz, la boca, el ojo—
Mientras el día se oscurecía
a través de las rendijas
El barro se hizo blando
Y una brisa triste fue invadiendo los lugares
En la noche
Nuestro sueño era ligero
Levitábamos
Cuando atacaba el miedo
Saltábamos rumbo a los charcos
La oscuridad es una canción verde con alas
A veces
cuando todo queda en silencio
Los grillos salen de su escondite
brotan de la tierra
como si nacieran de alguna semilla
Con sus patas-violines
tocan
entonces la oscuridad se hace extensa
y mis hermanos y yo
somos un susurro del viento
diminutos hombrecitos
hechos de palabras cortas
Nacidos de la tierra
los grillos
lanzan su embrujo
música que atraviesa las paredes
tumba los adornos
y nos alcanza la pierna
Los grillos cantan
nosotros encendemos velas por la casa
haciendo rituales de luz
como magos que escapan
de esa garra poderosa que se oculta en la oscuridad
El canto sigue
Caemos
hasta que en un momento de suerte
la casa arde en luz
los grillos se ocultan
vuelven a ser semilla
y nosotros
hombrecitos hechos de palabras cortas
rompemos el hechizo
Ganamos una nueva batalla
Cuerpos de barro
A través de un agujero en el techo
Dios nos mira
ahí estamos
acostados los cuatro en la cama
tenemos calor
La mirada de Dios
se posa en nosotros
detalla nuestros cuerpos
las piernas curvas de Ernesto
la nariz pequeña de José
la cicatriz en la pierna derecha de Erick
mis cejas gruesas y despeinadas
Ahí acostados
somos como granos de lentejas
silenciosos, pequeños
con algún misterio dentro
Las luces de la casa están apagadas
Aun así
la luz de la calle se mete por las rendijas
creando sombras sobre la cortina
Cerramos los ojos
por miedo a descubrir los cuerpos que se dibujan
los que danzan con la noche en las paredes
queremos que amanezca pronto
Dios nos mira
piensa qué pasará con nosotros
cuerpecitos de barro
que duermen acurrucados y sudan
imagen de su imagen
Con sus pestañas toca nuestros dedos
siente el temor, la fatiga
Abrimos los ojos
asombrados ante aquel toque
vemos el techo
el agujero
y ahí está
el ojo de Dios
brillante como una luciérnaga
estiramos nuestras manos
en silencio
alargamos el cuerpo
y nuestras sombras son dinosaurios de cuello largo
Los ojos lo buscan
algo podría ocurrir si nos toca otra vez
si dijera nuestros nombres
hay silencio
demasiado
Como una luciérnaga
Dios apaga su luz
Fotografía: Robert Doisneau