Textos de autor

El sesgo informativo que promueven las redes sociales

Algo (casi incuestionable hasta hoy) que aprendí durante mis años de estudiante de comunicación social y periodismo fue la importancia de sopesar diversas perspectivas y enfoques cuando se está en la búsqueda de la verdad sobre un determinado hecho o realidad.

En el periodismo (Desde un ejercicio consciente y comprometido con el deber de informar) aprendemos a dudar continuamente de lo que se presenta ante nuestros ojos como obvio,  natural e indiscutible. Por ejemplo, en la investigación y búsqueda de información sobre un tema político o social, deberían ser abordadas y analizadas varias perspectivas o miradas de acuerdo al contexto en que tienen lugar los hechos. Quedarse con una sola versión o interpretación, al igual que enfocarse  sólo  en dos caras de una misma historia, cuando es posible que existan más, es alimentar la parcialidad y el sesgo informativo.

La anterior idea se fundamenta en nociones teóricas del quehacer periodístico que distan mucho de la práctica diaria del oficio, porque al estar inmersos en la profesión nos damos cuenta que entran en juego diferentes variables que condicionan nuestra búsqueda de una verdad objetiva. El mismo periodista se mueve entre muchas subjetividades, por lo tanto la cuestión de la objetividad se torna incluso utópica. Nada sencilla de alcanzar.

Si en la práctica del  ejercicio periodístico se presenta frecuentemente esta dificultad ¿Cómo sería vivir nuestros días tratando de observar y comprender lo que sucede en nuestro entorno cotidiano cercano y lejano (experiencias ajenas, realidades sociales, políticas y económicas, conceptos, modos de vida) desde una perspectiva equilibrada, imparcial y objetiva?

Abundan los ejemplos fehacientes en diferentes contextos culturales y políticos que dan prueba del poco esfuerzo que hacemos por abordar diferentes versiones y enfoques sobre un mismo hecho. Bastaría con revisar situaciones de la vida cotidiana y concluiremos que le damos crédito sólo a una perspectiva de lo que acontece en el diario vivir. Muy raramente empleamos tiempo para analizar un hecho desde varios ángulos con el fin de comprender su esencia.  Nos resulta cómodo y es bastante frecuente quedarnos con aquello que mejor se ajusta a nuestras creencias y experiencias vividas. Además en el quehacer periodístico , el tiempo quizás no es el mejor aliado cuando prima la necesidad de publicar cuanto antes una noticia o el último minuto.

Buscar la verdad de los hechos en un mundo como el actual, bombardeado de información por todas partes y a través de diferentes medios digitales se torna una tarea compleja. Todos y todas tienen su verdad. La defienden a capa y espada con opiniones disfrazadas de razonamientos lógicos, adornadas de un lenguaje que busca y logra mover emociones, divulgando certezas donde no las hay.

Debido a mi tendencia a considerar primero diferentes miradas y perspectivas antes de lanzar verdades absolutas, es que en mi página de Facebook le he dado Me gusta a  la vicepresidenta argentina Cristina Kirchner y  también a su opositor Mauricio Macri. Le he dado Me gusta a los partidos de Izquierda como también a los partidos de centro y de derecha. A los alternativos.

Me interesa saber de primera mano qué publica la página oficial del presidente colombiano Iván Duque y qué publican sus opositores políticos. Quiero estar al tanto de sus publicaciones e ideas llevadas o no a la práctica. Todo un cúmulo de información que no es posible sintetizar del todo en una página “oficial”. Sin embargo, Facebook no ayuda.

Recuerdo que primero le di me gusta al Facebook del ex presidente Macri, tiempo después a los partidos de izquierda, luego al perfil oficial de algunos opositores, queriéndome «mantener informada» sobre sus actividades y proyectos políticos que se visibilizan en los medios digitales. 

De un momento a otro dejé de recibir en mi muro noticias del exmandatario argentino, ahora recibo sugerencias para dar Me gusta a páginas de candidatos de izquierda. Pareciera que lo uno no puede coexistir con lo otro. Es decir, según Facebook no es posible recibir información de «todos los bandos.» Tenemos que estar de un lado. Es como si el Me gusta a Cristina haya borrado el Me gusta a Macri. Como si una acción eliminara la anterior. Esto me suele suceder con páginas políticas y de organizaciones con algún tipo de militancia ideológica.

Continúo: Le he dado Me gusta a páginas que promueven ideologías feministas y de igualdad de género (Me interesa estar informada sobre el tema), así que por pura “coincidencia” recibo constantemente noticias de medios de comunicación con informaciones sobre violencia de género, estudios sobre la desigualdad salarial entre mujeres y hombres, la desigualdad en el acceso a la educación, y una variedad de información que me parece sesgada. Si Me gusta BBC, no es sólo para que me envíen información sobre los temas de los cuales Facebook tiene registro que me interesan. También quiero saber sobre la guerra comercial entre China y Estados Unidos, por ejemplo.

Desde mi experiencia, confiar en las denominadas redes sociales como Facebook, para estar ampliamente informados no es una buena alternativa. (Me detengo en ella porque según las estadísticas es la más exitosa y con mayores usuarios).  

Para estas multinacionales, los usuarios son blanco o negro. Así nos quieren encasillar, o más bien polarizar. Te debes mover sólo desde un único terreno ideológico, para asimismo enviarte la información que se genera dentro y para ese terreno ideológico con el fin de fortalecer mucho más las creencias que lo sustentan.

Si nos queremos informar de manera más amplia e imparcial lo mejor es no poner nuestras esperanzas en las llamadas redes sociales, ya que nos muestran lo que quieren que veamos, lo que quieren que sepamos, la realidad que ellos suponen queremos ver, de acuerdo al análisis que ya hicieron detenidamente de la información que les hemos suministrado. Cada me gusta a una foto, a una página, a una personalidad, a un político, a un partido, a una organización, a un pensamiento tiene importantes consecuencias sobre el tipo de información que digerimos constantemente  a través de nuestras pantallas de celulares.

Para conocer las diferentes caras de un dado, lo ideal es buscar en el amplio mundo que nos provee información: que es en todas partes, todos los medios, diferentes enfoques, hasta donde nuestras capacidades e intereses nos permitan. Por supuesto, siempre siendo cautelosos con las fuentes.

De alguna forma, así tendremos mayor claridad sobre los hechos y en nuestras manos estará decidir a quién le creemos, con qué nos quedamos, cuál «verdad» aceptamos, dependiendo de las certezas que hallemos en ella; es mejor que sólo ser bombardeados con información desde una sola dirección.

La cuestión que surge ahora es: ¿Fuimos educados o la educación actual está dirigida a fomentar el pensamiento crítico, el cual nos permite evaluar y sopesar las distintas realidades e informaciones que recibimos a diario?

 

Fotografía:  BBC Mundo