Una locura
El nuevo milenio estremeció mi cuerpo, un ciclo de locura iniciaba: quería escribir. Escribir en un contexto plagado de rostros fantasmales, pálidos, famélicos, enfermos, que al leerme convulsionaban y gritaban, tatuándome el cuerpo, las entrañas, con indeseable, doloroso e infernal tatuaje blanco, y gritaban con odio y secreciones que salían de las comisuras de sus labios:
Poesía de lo onírico: tres poemas de Andrés Ospino Villegas
Hay dos tipos de poesía, una que se encarna en la realidad observable y otra que evoca la del ensueño.