La importancia de llamarse Roberto
Fue tal mi conmoción que me aparté de un salto y en medio de la oscuridad de la habitación metí la parte enhiesta de mi humanidad entre las aspas de un ventilador que andaba por la casa huérfano de rejilla.
Veinte gramos, un relato de Elkin García
Tengo un gato negro (mis amigos dicen que llevo encima la mala suerte). Actualmente vivo en un apartamento que comparto con mi novia que es una exprostituta y ahora no le parece bien chuparme el pene porque se ha vuelto moralista.