Monólogo del confinado, por Sebastián Grasso
Dudas. Y mientras lo haces, te dices a ti mismo que eres valiente, y que, en efecto, te lo estás tomando con calma. Pero es que ni siquiera así, dicen, estás a salvo. Porque no basta el encierro, tampoco el valor ni la paciencia.
Que el virus no tape la enfermedad
Se ha vuelto casi una costumbre aquello de que cada 10 años se desestabiliza el escenario económico global. Y si echamos la mirada atrás, podremos notar que, desde la crisis del petróleo en 1973, otras le fueron sucediendo, en efecto, durante periodos de entre 10 y 15 años.
El gran ausente en los Premios Óscar: El Faro
Esta proporción estrecha en horizontal, junto a la ausencia de color, y gracias a encuadres y movimientos de cámara que realzan ese sentimiento claustrofóbico, consigue transmitir con notable realismo; lo inestable de la condición (ambiental y psicológica) en la que la trama se desenvuelve, al tiempo que nos regala, constantemente, hermosas postales en movimiento.
Supe que pintas casas: The Irishman
Scorsese logra dotar a la cinta de dinamismo, al tiempo que nos deja clara su intacta capacidad para narrar cualquier tipo de suceso.
Joker: algunos disfrutan pisoteando un sueño
Hay una gran virtud aquí por parte del director que consigue escenas viscerales que impactan y perduran. Cada disparo, cada asesinato, duele, y duele de verdad.
Érase una vez… la excepción en Hollywood
Tal vez sea esta su película mejor rodada en cuanto a calidad técnica, recreando a la perfección al Hollywood de aquellos años, y logrando (aún en los que no nos tocó ser testigos de dicho período) hacernos sentir dentro de ella.
Hiroshima y su mensaje, 74 años después de la barbarie
Al momento de la detonación, entre 70 mil y 80 mil vidas humanas fueron desaparecidas instantáneamente de la faz de la Tierra. Así, cómo por arte de algún tipo de oscura magia, alrededor del 30% de la población de Hiroshima fue aniquilada en apenas un pestañeo.
Cerca pero no tanto, un cuento de Sebastián Grasso
Descubre ahora, son las infinitas posibilidades que, escondidas en las oscuras tinieblas de aquel vacío que alberga por momentos la realidad.
Mi libro, un cuento de Sebastián Grasso
Nos pusimos en marcha entonces rumbo al viejo puente de la ciudad, camino a mi hogar. La caminata era lenta, pero constante. Algo dentro de mí, me impedía ir más rápido. Ella parecía no tener apuro alguno.
1984, el presente que George Orwell temió
Imagina dos aviones impactando contra el máximo icono de tu ciudad, o un bus estallando en tu barrio, o un camión arrollando gente en una peatonal cercana.