El gran cronopio del Caribe: Sícalo Pinaud
A través de un cuidado y hondo artículo, el escritor y cinéfilo Alejandro Salgado Baldovino perfila a quien fuera su amigo, cómplice y quizá maestro Francisco Sícalo Pinaud, uno de los cartageneros más singulares de la Región Caribe colombiana. Singular y puntiagudo por su desparpajo, conocimiento de las letras y las artes y por un profuso sentido del humor. Este texto se publicó originalmente en la Revista Unicarta 119, en mayo de 2017.
Los cronopios para el gran escritor argentino Julio Cortázar, según sus propias palabras, son dibujos fuera del margen, poemas sin rimas, son criaturas idealistas, sensibles e ingenuas. Para mí, son seres brillantes, talentosos, poco comunes, apasionados y humanistas por naturaleza. A Cortázar, como es sabido, se le consideraba el ‘Cronopio Mayor’. Cuando me ha tocado describir a Sícalo siempre regresa a mí la palabra que inmortalizó Cortázar. Él era todo eso. Además le encantaba la obra de Cortázar y ese excelente libro Historias de Cronopios y de Famas.
Para hablar de Francisco Sícalo Pinaud, tengo que remitirme a su gran versatilidad, a sus talentos, a sus obsesiones, a sus pasiones, y especialmente a su gran calidad humana. Aunque lo conocí en las últimas décadas de su vida, creo que alcancé a conocerlo en la mayoría de sus dimensiones, porque él siempre fue un libro abierto, un gran amigo, un compañero creativo y un maestro, quien vio en mí algún reflejo de sí mismo en su juventud.
Nos conocimos gracias a la Literatura. Sícalo fue un gran lector, como Borges, otro de sus grandes autores de cabecera. Se enorgullecía de lo que había leído más de lo que había escrito. Lo que seguramente influyó en su trabajo en la Editora Bolívar, la empresa familiar desde donde fue editor de varias publicaciones, entre ellas la reconocida edición de Hijos del tiempo del poeta Rául Gómez Jattin. Pero también fue un excelente escritor, un intelectual, un erudito y un gran conversador, amante de las tertulias, en donde podía con facilidad pasar de hablar de los temas más profundos a los más banales.
Su obra literaria, abarca desde artículos, ensayos, prólogos, dedicatorias, pero especialmente la poesía y el cuento, precisamente los respectivos géneros de dos de sus publicaciones literarias. La poesía siempre apasionó a Sícalo, era parte de su vida, y especialmente sentía devoción hacia los anti-poemas, ese género de ruptura dentro de la misma poesía, desarrollado por el poeta chileno Nicanor Parra, uno de los grandes ídolos de Sícalo, junto con el poeta local, Luis Carlos López o El Tuerto López.
Precisamente, su Papel ordinario, un pequeño libro de poemas, hace gala y honor de su figura como anti-poeta. El poemario está adornado con ilustraciones hechas por él mismo, bajo la técnica de la plumilla. Sícalo era tan versátil, que siempre en sus creaciones mezclaba sus talentos, así como lo hiciese en su más famosa publicación, el libro de relatos Plátano en Tentación, donde también ambienta los textos con una fotografía de su propio portafolio.
Plátano en Tentación es una recopilación de relatos, publicado por la editorial de la Fundación Tecnológica Antonio de Arévalo. El lanzamiento se realizó el día Miércoles 25 de abril del 2012 en la Librería Ábaco, junto con la presencia del Club de Lectura. El libro consta de 17 relatos, la gran mayoría ambientados en la hermosa ciudad de Cartagena, que es una de las grandes protagonistas en los relatos. El centro histórico del corralito de piedra adquiere vida propia en los relatos de Sícalo, que menciona los nombres simbólicos de algunas de sus calles y lugares populares de la época, y traza una geografía palpable, local y poética por los lugares que él solía recorrer dentro del Centro Histórico, y que universalizó con su pluma. Gracias a su prosa trabajada, precisa y poética logra transportarnos a la historia y a la Cartagena de antaño. Y aunque en la presentación del libro se mencionó que No es un libro de cocina, debo mencionar que Sícalo mezcla varios sabores, los condimenta con distintos ingredientes que le dan un sabor propio y especial a cada historia. ¡Y qué decir del erotismo! Presente en la mayoría de los relatos. Le da otro de esos sabores imprescindibles a este gran banquete, y la inolvidable degustación que genera el leer y disfrutar cada una de las páginas del libro. Títulos de relatos como: La caída de los cuerpos, La larga noche del 83, Extensión de dominio, Vuelve y tira, que no me has dado; Un estado de gracia, Plátano en tentación, Las Flórez, El regreso, Blanco & Negra, La mano de Elisa, Geografía Nacional, La Selección, Las criaturas de la playa, En la puerta del hotel, El poeta, Borges y Él; y, por último, De la rara flor de la poesía repentina. Son los nombres de estos cortos relatos expandidos en más de 100 páginas, donde se puede disfrutar, conocer parte de la vieja Cartagena y divertirse con el toque de humor y picardía, siempre presente en sus relatos.
Además, en su obra poética y narrativa, se pueden apreciar sus notables influencias, tan variadas como él, que se extienden más allá de los ya mencionados Borges, Cortázar, Parra y López. Con figuras como: Agatha Christie, Henry James, Conan Doyle, Kafka, Rubén Blades, The Beatles, Sabina, Serrat, Gómez la Serna, Rómulo Bustos, Flaubert, Chejov, León de Greiff y Nathaniel Hawthorne, entre otros. Además de su fuente de inspiración en el cine, el arte en general y las mujeres.
Otra de las pasiones a las que se dedicó Sícalo, fue su afición y pasión a la fotografía y el arte gráfico. Admirador de las sombras y de los rincones de la ciudad que lo vio nacer, que plasmó con maestría en sus fotografías, varias de ellas ya forman parte del legado histórico y de memoria de la ciudad, al haber capturado su belleza y sus cambios con el correr de los tiempos. De hecho, Sícalo fue muy importante en la creación de la Fototeca Histórica de Cartagena de Indias, gracias a su valioso aporte del archivo Jaspe. Además, vale la pena recordar el movimiento cultural de La Caterva, donde él junto con varios jóvenes (que a finales de los 70 llegaban a la ciudad luego de terminar sus estudios en Bogotá) se juntaron para alimentar los vacíos culturales de la ciudad en esos momentos, lo que se consolidó en la creación de una revista, que fue fundamental para la creación de distintas iniciativas que fueron fundamentales en el auge cultural de la ciudad, como el Centro Cultural del Caribe o el Festival del Frito, entre otros. Sícalo editaba las ediciones de la revista.
También se encuentran una serie de fotos que Sícalo realizó en el año de 1985 junto a María Raquel Bozzi, como modelo, sobre el Teatro Heredia (hoy Adolfo Mejía), cuando se encontraba en ruinas.
Es una serie que me impactó mucho (por mi juventud no llegué a ver el teatro en ruinas) sobre todo por la belleza dramática y la calidad de cada una de las fotos. Por eso nos pusimos de acuerdo para trabajar en un pequeño cortometraje documental donde utilizáramos ese material fotográfico, acompañado de los Nocturnos de Chopin, y unos cuantos textos ilustrativos.
De su trabajo en la fotografía y el arte gráfico, que están muy ligados, con una predominancia en los rincones del centro histórico de la ciudad, sus plazas, casas y personajes autóctonos, se va forjando su última gran obra en vida: las Mujeres Descaradas.
Como he comentado anteriormente, Sícalo ambientaba sus publicaciones con sus fotografías, dibujos e ilustraciones. Y precisamente de uno de sus dibujos que utilizó para ilustrar un poemario, nació la idea de las descaradas. Según sus propias palabras, algunas personas le sugirieron la posibilidad de editar esos dibujos de forma separada de los poemas. Por lo que decidió hacer una ampliación de esos dibujos, quedando sorprendido en como ganaban expresión y dramatismo. Pero sentía que a esos dibujos ampliados y expresivos le faltaba algo. Por lo que decidió superponer esos dibujos sobre unas fotos de paredes de Cartagena que ya había realizado. Y así nacieron sus inmortales descaradas.
En 2014 se realizó, con gran éxito, la primera temporada de la exposición Mujeres Descaradas en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Luego de la exitosa exposición de la primera temporada, Sícalo se encontraba muy animado e inició el proceso de creación de una nueva temporada. Lo acompañé a tomar varias de las fotos, tanto de las paredes como de las modelos que adornarían la nueva temporada, que en comparación con la primera, está más llena de color. No sólo en las paredes, que siempre fueron la base cromática de sus composiciones, sino en el trazo que forma la figura de las féminas caribeñas, que siempre fueron su más grande inspiración.
Lamentablemente Sícalo falleció a inicios del 2017 sin ver expuesta la segunda temporada de su exposición, que se encontraba prácticamente terminada. Pero gracias a la ayuda y el empeño de sus dos hijos, que tanto quiso, Gabriela y Santiago, sus amigos y Julio Benítez, otro de sus amigos cercanos y colaborador en el proceso de creación de las Descaradas, se pudo tener lista la segunda temporada como un homenaje póstumo a su autor. Se realizó el 18 de Enero del 2017, nuevamente en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, donde siempre quiso que se hiciera. Digno lugar para una persona de las dimensiones de Sícalo, de gran importancia en la cultura para la ciudad.
En esta nueva exposición, algunos de los cuadros y las figuras intentan emular obras de arte clásica, o realizar un pequeño homenaje a esos personajes, sobre todo mujeres como: Marilyn Monroe, La Monalisa de Da Vinci, Las Señoritas de Avignon de Picasso, además de su modelo original, que llamamos, «la descarada original», y algunas de sus queridas amigas, quienes al final, en su mayoría, querían ser inmortalizadas como una descarada por Sícalo.
En los últimos años de su vida, Sícalo hizo parte de un Club de Lectura, donde nos conocimos. Y donde dio la casualidad que convergieron una variedad de personajes: académicos, profesionales destacados en sus respectivos campos, los exmiembros de La Caterva, y personas jóvenes como yo, estudiantes curiosos y amantes de la literatura. Este grupo se consolidó y nos reuníamos (y nos seguimos reuniendo) cada miércoles a las 6 p.m. desde hace 7 años, para compartir sobre nuestra pasión por la literatura, intercambiar opiniones, generar debates, ver películas y analizar obras, personajes y épocas entorno a una obra literaria. Pero sobre todo, durante todos estos años, se formó un grupo cálido de amigos que compartíamos una misma pasión, y que encontrábamos, en nuestros miércoles de tertulia, un oasis en las agitadas semanas, un ambiente propicio para alimentar nuestra actividad creativa.
Y en este punto, quería destacar uno de los aspectos más importantes y valiosos de Sícalo, porque además de ser un hijo, padre, Don Juan, conversador innato, intelectual, escritor, lector, gestor cultural, poeta y anti-poeta… esos y muchos más apelativos… Sícalo era un ser humano excepcional, un amigo incondicional y un ser humano lleno de luz y alegría. Nos contagiaba a todos con su particular humor, su erudición y su camaradería. Con su partida ha dejado una marca en todos nosotros, un recuerdo imborrable, pero al mismo tiempo una razón para celebrar su memoria, y disfrutar la vida y cada momento que estamos en ella. El Club de Lectura tomó el nombre de Club de Lectura Sícalo, en su honor, donde esperamos seguir honrando su memoria, y su legado como artista, como el gran cronopio de la costa Caribe.
Fotografías: Alejandro Salgado/Archivo del Club de Lectura Sícalo