Fragmentos de un arquetipo: la madre
UNO. Rea era hija de Urano, el dios del Cielo; y de Gea, la diosa Tierra Madre. En la mitología de la Grecia antigua, Rea, la primera de los titanes, fue hermana y esposa de Cronos. Dio a luz a los dioses del Olimpo: Hestia, Zeus, Hades, Deméter, Poseidón y Hera.
La original celebración del Día de la Madre se hacía en su honor. Así de remota es esta festividad que nos remonta a las historias y mitos fundacionales de los primeros pueblos.
Los romanos adquirieron de los griegos este festejo, que los católicos transformaron para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico, el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que designaron.
Pero fue en 1914 cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, declaró, como el Día de la Madre, el segundo Domingo de mayo. La fecha, como es natural, tuvo eco en Colombia y en otros muchos países que así la adoptaron.
En nuestro país, según la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, la celebración del domingo próximo es la más significativa, comercialmente hablando, del primer semestre del año, sólo superada por el 24 de diciembre.
Mueve todos los sectores de la economía. Todos se ven beneficiados. Desde el pequeño comerciante hasta el gran almacén de cadena. Comparado con abril o junio se tiene un aumento del 26% o 27% en ventas. De acuerdo con Fenalco, entre los regalos más populares de esta festividad se encuentran la ropa, los zapatos y los accesorios para vestir, que representan el 34% de los obsequios. Después, aparecen los tradicionales chocolates o flores, con un 15%, y dinero o bonos de compra con el 13%.
DOS. Yina Ramírez Salazar, 37 años, es apenas una de las 160 reclusas que por hoy cumplen alguna condena en la Cárcel de San Diego, de mujeres, situada en el Centro Histórico de Cartagena. Tiene una hija de 24 años.
El domingo será sorprendida por un conjunto de mariachis que matizará su cotidianidad. Contrario a los días comunes, no la despertará el toque de la guardia en su celda, que por lo general se hace entre las 5 y 5:30 de la mañana, sino las notas de alguna ranchera descorazonada, quizá esa que le canta Vicente Fernández a las «mujeres tan divinas», porque «no queda otro camino que adorarlas».
Otra de las personas encerradas es Matilde Castro, 31 años, madre de cuatro hijos de 15, 14, 10 y 8 años. Los dos menores viven en Cartagena. Los mayores en Zambrano, Bolívar, de donde es ella.
Yina y Matilde coinciden en que su pasado, y las decisiones equívocas de abuso de menores y venta de drogas, por las que fueron condenadas, respectivamente; son nada comparadas con su presente, en el que ambas se sienten resocializadas y arrepentidas.
— De la puerta para acá (dice señalando la reja principal) empieza una resocialización— admite Yina Ramírez, quien ya ha cumplido ocho años en el presidio y ahora comparte celda con 22 mujeres más.
Dice que ser madre es lo más bonito del mundo. “No tiene explicación y no todo el mundo tiene ese don”.
En la cárcel, las visitan sus familiares todos los sábados — los hombres
— y domingos — las mujeres— de 9 de la mañana a 1 de la tarde. El siguiente fin de semana, por la celebración, se hará encuentros mixtos. Las visitas van saliendo de la penitenciaría entre las 2 y las 4 de la tarde.
— El anterior Día de la Madre, mi hijo, Juan David, me llamó— dice Matilde Castro, que envía a sus hijas las mochilas y faldas que aprendió a hacer en el presidio, lugar del que muy probablemente salga en dos meses—. Me dijo que me perdonaba por lo que yo había hecho. Yo no pude evitar venirme en llanto.
Ambas dicen haber aprendido mucho durante su tiempo de prisión.
Luis Alfonso Zurita, el director de la Cárcel de San Diego, advierte que «no todo puede ser malo en una persona», y que es de ahí de donde parte para iniciar con cada una de ellas un «proceso humanizado y personalizado» que apoya su grupo de profesionales —médico, psicólogos, enfermera, y trabajadoras sociales—, y la gran mayoría de los programas de la Alcaldía de Cartagena.
Ahora cuentan con una sala de sistemas. Las capacitan en el uso de los computadores a través de un convenio con la Universidad Nacional Abierta y a Distancia de Colombia, UNAD.
TRES. Hace 16 años, Claudia Gómez, dio a luz a su hija adorada, Catalina. Claudia es chilena, pero vivió muchos años en Francia, país en donde realizó sus estudios sobre el vino, cuyo dios es Baco, inspirador de la locura y el éxtasis en la mitología griega.
Enóloga y directora comercial de Vinos San Pedro, con 30 años de experiencia que la hacen una experta. Sus padres eran productores de vino en Mendoza, Argentina, en los años setenta.
Llegó a Cartagena el miércoles pasado para atender, el jueves, como invitada principal a la Cata de los Grandes Vinos en el Restaurante 1621 del Hotel Santa Clara, con otros 60 invitados distinguidos de la ciudad.
A su hija la bautizó con un vino tinto francés impronunciable, pero costoso. El cura parisiense se moría de la risa ante tal disparate.
— El día de las madres, mi hija me lleva el desayuno y el regalo a la cama
— dice Claudia Gómez, quien de los 365 días del año, al menos 100 se destinan a viajes para promocionar su empresa en Francia, Estados Unidos, Brasil, Colombia y China.
Cree, profundamente, que el vino es un facilitador de las relaciones. Tanto así, que celebra en Santiago de Chile, el Día de la Madre, con un buen espumoso —champán— y con la presencia de su madre de 74 años.
«Catalina y yo nos vamos caminando hasta su casa, por supuesto, yo llevo el vino para el festejo».
Su madre, todos los días, sin falta, toma dos copas: una después del almuerzo y otra después de la cena.
CUATRO. Mariela Sarmiento habló con su hijo, por última vez, la noche del sábado 21 de marzo de este año. No se dijeron nada extraordianario.
A José Ricardo Cortéz Sarmiento, el hijo de Mariela, lo mataron dos días después, el lunes, a las 4 de la mañana. Mariela aún no sabe bien cómo asesinaron al mayor de sus cuatro descendientes.
José Ricardo, 26 años, era el jefe de la pandilla ‘Los Panela’, de El Líbano, su barrio; ya había pagado una condena de siete años por el homicidio de John Jaramillo, un lavador de carros que también tenía 26 años.
El hijo de Mariela había salido en octubre del año pasado de la prisión. Estuvo libre seis meses, pero el 23 de marzo de este año la muerte lo encontró. Estaba en un bar del barrio Los Ejecutivos, a un lado de la Avenida El Consulado. Allí se formó una pelea. Resultó baleado en hechos imprecisos. José Ricardo salió, con sus últimas fuerzas, caminado del bar. Afuera se desplomó y testigos lo subieron en un taxi.
Murió poco antes de llegar a la Clínica General del Caribe.
En la calle de Los Almendros, de El Líbano, quedaron huérfanos sus dos hijos de 9 y 7 años.
Lo terrible, y es el drama de las pandillas en Cartagena, es que no es el primero de los hijos de Mariela que asesinan. El 24 de enero de 2010 mataron a John Jairo Cortéz Sarmiento, 19 años. A este lo acuchillaron en un negocio de la Avenida Pedro de Heredia, a la altura de Los Cuatro Vientos.
¿Cómo cree usted que Mariela pasará el próximo día de la madre?
CINCO. El astrofísico británico Stephen Hawking, poseedor de uno de los coeficientes intelectuales más sorprendentes de este siglo y el responsable de los teoremas de las singularidades espaciotemporales, de la relatividad general y de la predicción teórica de los agujeros negros del cosmos; conmocionó al mundo hace una semana.
En la Casa de la Ópera de Sidney, Australia, explicó su teoría de universos múltiples. Dijo que «puede llegar el día en que se tenga evidencia de los universos paralelos».
Quizá en uno de estos universos alternos, descritos por Hawking, las madres de Cartagena, en particular las dos reclusas y la madre de los jóvenes asesinados, tengan mayores motivos de alegría para celebrar el amor y la felicidad del Día de la Madre.
*Esta crónica, escrita por el periodista colombiano Andrés Pinzón-Sinuco, fue publicada originalmente el 3 de mayo de 2015 en el suplemento Dominical del periódico El Universal.
2 Comments
pedro mendoza
Que buen recorrido por la madre por la historia por los sentimientos.
pedro mendoza
que bella historia de una madre, un espacio y la magia de los sentimientos.