La espera, un cuento de Jorge Luis Borges
Años de soledad le habían enseñado que los días, en la memoria, tienden a ser iguales, pero que no hay un día, ni siquiera de cárcel o de hospital, que no traiga sorpresas, que no sea al trasluz una red de mínimas sorpresas.
Mujeres de cartón, un cuento de Eduardo Viladés
Adosado, marido aburrido que follará sin quitarse la camisa de Pedro del Hierro, una docena de niños, jardín, barbacoa y paella. ¿Qué es esto? ¿Illinois años 50?
El negro, un cuento de Giovanna Robinson
Dicen que los negros son más sabrosos que los blancos, quiero probar si es cierto, eso me dijo una vecina quien tiene de amante a un negro.
Jalila me está esperando, un cuento de Rubén Darío Álvarez
Jalila, irradiando la clase de siempre, no lograba ocultar el maltrato de la nostalgia. Pero, sin tapujos, como era su estilo, le hizo saber al pianista lo espinosa que resulta la soledad cuando el enamoramiento envenena la vida.
Volver a casa, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Aquella noche estrellada en la ciudad de Rosario, entre el fulgor de las risas y el paso apurado de la gente que pasaba a su lado sin verlo, aquél hombre triste y melancólico, caminaba sin rumbo, con la mirada perdida, abatido por la soledad y el abandono.
El juego, un cuento de Mary Atencia
Nos tenemos que sentar en círculo. Con una mano nos tapamos el lado de la cara y con la otra tocamos el rostro pintado de una persona y decimos su nombre para hacerla participe del juego.
Tasa rota, un cuento de Janer Villanueva
Cartagena es negra como el alma sus gobernantes, el límite de la conciencia y los recursos están pensados hasta donde el color de la piel se carameliza.
El tormento de la esperanza, un cuento de Villiers de l’Isle-Adam
Mañana formaréis parte del "auto de fe"; es decir, seréis expuesto en el quemadero, hoguera precursora de la Llama Eterna. Bien sabéis, hijo mío, que no quema sino al cabo de cierto tiempo y la Muerte tarda en llegar al menos dos horas (frecuentemente tres) debido a los paños mojados y helados con los que procuramos proteger la frente y…
Reencuentro inesperado, un cuento de Johann Peter Hebel
Sacaron de entre escombros y agua vitriolada, desde sus buenas trescientas varas bajo el suelo, a un joven envuelto por completo en un bloque de vitriolo, incorrupto e inalterado pese a ello.
Sólo por hoy, un cuento de Laura Barragán Arteaga
Los días felices de la vida adulta son así. Crees que todo será espléndido y maravilloso, y cuando te das cuenta son sólo un par de momentos llenos de júbilo, contrastados con años de tedio y sin sentido. Sí, nos han estafado.