Los espejos, un cuento de Víctor Laureano Vega
En su abismo, pensé en un principio, no había nada. Después advertí que en el centro, ahí entre la oscuridad reflejada y un pequeño triángulo de esa luz azul, había dos objetos: una cajetilla y unos lentes.
El evangelio de los perros, un cuento de Rodolfo Lara Mendoza
Lo demás era noche cerrada. Silencio en el que no tenía cabida voz humana alguna, aquel engreído juguete de Dios que desde hacía tiempo yacía hecho pedazos. Los perros, en cambio, seguían incólumes.
Veinte gramos, un relato de Elkin García
Tengo un gato negro (mis amigos dicen que llevo encima la mala suerte). Actualmente vivo en un apartamento que comparto con mi novia que es una exprostituta y ahora no le parece bien chuparme el pene porque se ha vuelto moralista.
Leo, un cuento de César Mora Moreau
Leonardo me descubrió durante el almuerzo del segundo día. Cuando nuestros ojos se cruzaron, bajé la vista a mi comida y no me atreví a levantarla por temor a que alguien más se hubiera dado cuenta.
Hotel abandonado, un cuento de Fernán Correale
Pero no, sos débil como una anciana cruzando Rivadavia con dos mochilas al hombro. Al menos llegó a vieja, mirate a vos, un piojo metido en su estuche de goma a punto de reventar y quedar sordo.
Pedro, un cuento de Jorge Luis Quintana Montes
Aunque era el amanecer del día previo al pago, y como ya era parte de su rutina durante los dos años que llevaba en el banco, lo motivaba el tener que afinar la vista para mirar con detenimiento el pronunciado escote de Pilar.
Buceo, un relato de Fernán Correale
Recordaba a Julieta gritando tirada sobre el sillón de tres cuerpos, las lágrimas manchadas por el rímel, la pollera transparente o beige, las redes negras, estaba tan hermosa, tan única aquella noche del demonio.
¿Cuánto le mide?, un cuento de Elkin García
En el baño me crucé con un hombre alto, de espaldas anchas, que salía atropelladamente y con cara de enfado. Murmuró entre dientes algo que no entendí.
Los hombres del traje gris, un cuento de Andrés Pinzón-Sinuco
¿Qué decían? ¿Decían algo? No lo recuerdo. Sólo estaban expectantes. Sus rostros eran angulosos, lúgubres. El líder, a quien reconocí....
Mi nuevo amor, un cuento de Hebe Uhart
Tengo un amor nuevo y con él aprendí muchas cosas. Por ejemplo, los límites. Tantos años de ir a lo del psicoanalista para escucharlo repetir siempre: “Pero usted se tira a la pileta sin agua”. A mí esa frase me producía consternación.