Un lance en el claroscuro, un cuento de Ernesto Taborda
La perorata de una mujer dolida es algo de sumo cuidado y que quizá los expertos deban estudiar en detalle: los giros que son capaces de dar, las gesticulaciones acompañadas de dolor, pero también de rabia.
Orfandad, un cuento de Giulio Guzmán
Terremotos, incendios, o muertes provocadas por aberraciones intermitentes, algunas de ellas vinculadas al comportamiento extraño de la materia, de la combustión o de la disfunción de la gravedad. Luego llegaría la aparición inesperada de objetos que caían contra la tierra.
La jornada de un periodista americano en el 2889, un cuento de Julio Verne
No es con una pluma que se escribe en nuestra época, es con un bisturí. Cada acción en la vida real es el resultado de pensamientos fugitivos y sucesivos, que hay que enumerar con esmero para crear un ser vivo.
Ojos color fuego, un cuento de Ramiro Rodríguez
Las horas se derritieron con la calma de un velón en una iglesia, y sin saber cuántas habían pasado, con la vista nublada y un mareo insoportable, pudo ver cómo a su alrededor tres “médicos” asentían entre ellos y finalmente se acercaron a él.
Petro, un cuento de Luis M. López
Papá lo llamó Petro porque lo encontró un 28 de marzo, Día de la Expropiación Petrolera, un insólito momento de la historia de México que no se repitió jamás. Muchos años después, «expropiación» fue la primera palabra difícil que aprendí.
La noche de Matías, un cuento de Rubén Darío Álvarez
Surgen las primeras notas, las consiguientes frases… y Alina trata de retener las lágrimas del alma empinándose la botella de ron que Milton y Matías pusieron a los pies del escaño. Presiente que la dulzura de la melodía es demasiado para el infortunio.
Los grises ojos del pistolero, un cuento de Rodolfo Lara Mendoza
Mamá está de pie, junto a la ventana, planchando una camisa, y ha dejado la plancha sobre aquella prenda que, en mi recuerdo, años después, sigue sin quemarse: ¡Es increíble la pericia de mamá!
Los enanos mágicos, un cuento de los hermanos Grimm
Vinieron a buscarla tres enanos y la condujeron a una cueva que habitaban en la montaña. Todo era allí sumamente pequeño, pero tan bonito y tan lindo, que era cosa digna de verse.
La gorda bajo la higuera, un cuento de Amelia Beatriz Bartozzi
Al llegar a la casa, vi una señora muy gorda en el jardín, debajo de una higuera, estaba amacándose en una mecedora de esas de antes. Tenía la mirada perdida, parecía no verme ni escucharme; ni siquiera dijo una palabra.
Ojo empañado, un cuento de Luis M. López
Cuando vuelves del supermercado, obligado por mamá a ir, sientes que nunca llegarán al sexto piso en donde está el departamento en el que vivirás hasta lo del accidente (a partir de ese día tu familia llamará al impactante evento de forma críptica así: lo del accidente).