María, Marilú, Lulú; un cuento de Marta Leonor Puey
La mujer y el bebé dormían. Se acostó. Cuando se la trajeron envuelta en la mantita blanca, pidió tenerla en los brazos, quiso reconocerse en la carita que acarició con su dedo índice.
Hacia el sur, un relato de Fernán Correale
Después de comerse algunos baches y cambiar de dial la radio, la mujer ya había terminado el suéter y saltaba de alegría, parecía joven, aindiada.
Telarania, un relato de Marta Leonor Puey
Entré a la otra habitación donde estaba la cama para las visitas y me acosté. Los grillos seguían chillando, algunas ranas les contestaban, el aire se colaba por la celosía.
¿Cómo vas a explicar un beso?
—Fíjate que el otoño es filtro de todo lo que germina en primavera, crece en verano y decanta en otoño. —Sentados en el cordón de la vereda le digo a mi amigo creyendo que me lo va a entender—. Hasta en la gente lo ves, en la cara de las personas, ¿no me digas que no te diste cuenta?
Vivir de prestado, un cuento de Fernán Correale
Estamos cegados por el cloroformo de lo cotidiano, embalsamados en una niebla vespertina que sigue así hasta altas horas del alba.
El monstruo de Isla Escondida, un cuento de Luz Manosalva Méndez
La realidad es que la imagen es tan aterradora que es difícil definir una forma. Nereo nunca había sentido tanto calor en la isla, ni nunca —al mismo tiempo—, había visto temblar a la gente como si tuvieran frío en las nieves perpetuas.
Los que vinieron de lejos, un cuento de J. J. Junieles
La posible existencia de vida extraterrestre siempre nos había cautivado, desde mucho antes de que fuera posible viajar al espacio, artefactos, objetos y pinturas rupestres...
El evangelio de los perros, un cuento de Rodolfo Lara Mendoza
Lo demás era noche cerrada. Silencio en el que no tenía cabida voz humana alguna, aquel engreído juguete de Dios que desde hacía tiempo yacía hecho pedazos. Los perros, en cambio, seguían incólumes.
Veinte gramos, un relato de Elkin García
Tengo un gato negro (mis amigos dicen que llevo encima la mala suerte). Actualmente vivo en un apartamento que comparto con mi novia que es una exprostituta y ahora no le parece bien chuparme el pene porque se ha vuelto moralista.
Leo, un cuento de César Mora Moreau
Leonardo me descubrió durante el almuerzo del segundo día. Cuando nuestros ojos se cruzaron, bajé la vista a mi comida y no me atreví a levantarla por temor a que alguien más se hubiera dado cuenta.